Por Camila Parodi, Nadia Fink y Vivian Palmbaum / Foto: Leo Crovetto
Tras la presión masiva en las calles, se aprobó el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en la Cámara de Diputados. El feminismo organizado continúa escribiendo la historia de las liberaciones.
Después de veinte horas de debate en el Congreso de la Nación, la legalización del aborto recibió media sanción con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención.Pero fue en las calles donde se vieron los gestos más nobles, los abrazos más sororos, la paciencia más infinita y los cuerpos más presentes.
La vigilia fue a pura música y frazada, pero desde adentro llegaban rumores de votación pareja y había que sostener la presencia en el afuera. Por eso antes de que amaneciera ya había miles pardas en Callao, viendo por pantalla gigante la sesión que se prolongaba.
El Congreso desde temprano se fue convirtiendo en un hervidero de cuerpos que desbordaron cualquier expectativa. Mientras adentro del recinto las y los diputados exponían sus puntos de vista que luego los llevaran a la votación, en medio de especulaciones por los votos a favor o en contra, el verdadero escenario estuvo en las calles. Con el cuerpo, las herederas de las brujas estuvieron presentes. El verde pobló cada rinconcito, Av. Rivadavia entre las vallas que separaban del Congreso y de la convocatoria anti-derechos al más de un millón de mujeres organizadas.
Las calles desbordaron de presencias, de colores, de alegría, con miradas cómplices donde miles se hermanaron, a pesar de las diferencias. Es que la necesidad de la ley nos atravesó. A pesar de los discursos moralizantes que durante siglos condenaron generalizando sentimientos de culpas, se pudieron vencer las propias resistencias.
Desde temprano organizaciones sociales, partidos políticos y sindicatos comenzaron a armar lo que serían sus carpas y espacios para pasar la noche junto a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Sin embargo, la acción masiva de las autoconvocadas, en su mayoría jóvenes, desbordó cualquier logística y no hubo techo o guiso que alcance. Pero no se trató simplemente de una jornada propia de la Ciudad de Buenos Aires todo lo contrario, mientras llegaban micros de Tucumán, Chubut, Córdoba, Santa Fé, Chaco, entre otros, con ellos llegaban las noticias de las acciones que se realizarían en cada provincia como así también colectivas feministas de Chile, México, Brasil, Venezuela y Uruguay avisaban que verían el debate desde sus espacios.
“Las compañeras de todos los lugares se pusieron al hombro pañuelazos y actividades acompañando el debate y multiplicando la campaña” explicó Clarisa Gambera de la CTA Autónoma al referirse a la diversidad de las presentes y sumó “cada vez nos llegan más noticias de compañeras que están viniendo por eso esperamos que nos escuchen y que sea favorable”. En ese contexto, desde temprano Gambera reflexionó “nosotras que teníamos el debate abierto lo pudimos saldar ya que las compañeras entendieron que era legalizar o seguir escondiendo la realidad de la clandestinidad entonces al poder dar abiertamente este debate nosotras ganamos”. En ese sentido que “el Congreso atrase este triunfo nos preocupa un poco pero la felicidad ya es nuestra, esto es una fiesta” recordó.
Por su parte, Mónica Menini de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito de Salta explicó la importancia de la aprobación de la ley en términos federales “Salta tiene 3500 egresos por abortos de los hospitales públicos por año en menores de 25 años, tiene la más alta tasa de maternidad infantil forzada de niñas de entre 10 y 15 años” explicó al recalcar la importancia de participar de cuerpo presente en la vigilia tras un largo viaje. Menini recordó “también tiene como primer delito procesado de todos los delitos que se comenten en la provincia al abuso sexual, en ese contexto hace años veníamos peleando que el aborto legal en nuestro país por causales de violación, salud o riesgo de vida para la mujer o persona gestante sea una práctica legal, lo logramos hace a penas unas semanas”. Y para finalizar afirmó “es absolutamente importante para las mujeres del norte poder pasar de políticas de la Edad Media al Siglo XXI”.
A medida que fueron pasando las horas, lejos de disminuir la cantidad de presentes, fue aumentando, a tal punto que a la noche hasta la Av. Corrientes tuvo que ser cortada al transito, una ola verde que invadía cada calle lateral, donde las esquinas se transformaban en un nudo difícil de atravesar. Diferentes expresiones colectivas, más o menos organizadas junto a otras y otros que sintieron la necesidad de salir a las calles para sumarse a un hecho que se transformará en verdaderamente histórico. Cuando el sol ya era una presencia cálida, comenzaron los cierres, donde empezaba a desprenderse un aroma a victoria que inundaba los sentidos.
Durante la madrugada las preocupaciones comenzaron a generalizarse, los números no daban. Distintas estrategias comenzaron a circular para revertir esa posibilidad. Desde adentro las comunicadoras feminista que se encontraban cubriendo el debate asumieron una forma de intervención y de lobby de forma tal que la masividad del afuera llegara al adentro. Mientras el sol comenzaba a salir timidamente entre las cúpulas del Congreso llegó el recorte de un twitter, Sergio Ziolloto había publicado que junto a Melina Delú y Ariel Rauschenberger del peronismo de La Pampa votarían a favor. El suspiro fue también colectivo, la aprobación comenzaba a ser una realidad.
Pasadas las 10 se votó y los resultados arrojaron una media sanción para la Interrupción Voluntaria del Embarazo. El estallido fue general y los gritos, llantos, abrazos y felicidades inundaban la Plaza y sus alrededores como una marea verde y cálida y feliz que podía celebrar después de días (después de años) de discutir, militar, luchar el aborto legal, seguro y gratuito. No se trataba de cualquier festejo, esta vez luego de muchos años, la ley en disputa era muy distinta a las previas donde la movilización no era para obstaculizar el ajuste de derechos fue más bien para exigir libertades.
Cuando la política de los recintos escucha el pedido de las de afuera, cuando las luchas por los derechos de años se ven reflejadas en decisiones que ceden a la presencia masiva, el mundo se vuelve un poco más verde y un mucho más justo. Queda aún el Senado por delante, pero la historia ya se va escribiendo al ritmo de las pibas y de los abrazos.