Por Laura Charro*. El Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, en las calles de la capital de Nicaragua, más de tres mil mujeres salieron a marchar. Pidieron a gritos de gargantas y pancartas por una vida libre de violencias y por la implementación de la ley 779 sin la defectuosa reglamentación implantada por el gobierno.
En Managua, actual capital del país y sede administrativa del gobierno comandado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), las calientes calles de la ciudad -con sus tumultos, bocinas y acosos callejeros a la orden- tienen huellas tatuadas. Aquellas, las viejas, las de los pies de hombres en lucha que hicieron historia y fueron ejemplo de liberación del imperialismo yanqui con la revolución socialista y de izquierda que hizo historia; y también éstas, las nuevas, las de los pies de las mujeres de hoy que marchan al rayo del sol caliente para gritar contra la violencia machista, por una ley de aborto y por aquellas que ya no pueden marchar nunca más.
El Movimiento Feminista de Nicaragua es un espacio de concertación que nació en el año 2006. Actualmente lo forman 22 organizaciones de casi todo el país. Es un espacio diverso con mujeres afrodescendientes, lesbianas, urbanas, trans, indígenas, rurales, jóvenes, adultas y participantes individuales. “Nuestra agenda es amplia pero hacemos énfasis en derechos sexuales y reproductivos y violencia machista. Temas que hacen a la libertad integral de la mujer”, me cuenta María Teresa Blandon, parte del Movimiento Feminista La Corriente y referente del Movimiento Feminista Nicaragüense.
La ley 779 – Ley Integral Contra la Violencia Hacia las Mujeres – fue introducida en asamblea por los movimientos de mujeres y fue aprobada en parlamento.”Es una ley aceptable y sumamente importante contra la violencia hacia la mujer, menciona la figura del femicidio y los tipos de violencia pública y privada a la que nos exponemos las mujeres. Al gobierno actual de Nicaragua se le ocurrió realizar un reglamento, mediante decreto, que modifica sustancialmente el objeto de la ley y su ámbito de aplicación desnaturalizando el sentido de la ley. Pretende así proteger la unidad de la familia y deja de ser la mujer el objeto de la ley y, como consecuencia, su ámbito de aplicación ya no es el ámbito público y privado, sino solo el privado”. Además, el concepto de femicidio también es modificado en la ley, reduciéndolo a aquella violencia ejercida por un hombre de relación afectiva o de parentesco con la víctima y no como todo asesinato de mujeres, perpetrado por hombres, producto de la misoginia y por el solo hecho de ser mujeres. Esto reduce ampliamente el número de asesinatos considerados oficialmente como femicidios en el país.
A la cabeza de la movilización del 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, ha estado desde siempre la Red de Mujeres Contra la Violencia, otra instancia nacional con casi cien organizaciones miembros. En el documento único elaborado para la marcha y en conjunto por la Red y el Movimiento Feminista se reclama y denuncia al gobierno de Daniel Ortega por, entre otras cosas, obstaculizar los procesos que posibilitan detener la violencia machista, la revictimización de las mujeres y el derecho a la denuncia efectiva.
Según los observatorios de organizaciones que forman el Movimiento Feminista, son 64 los femicidios ocurridos en lo que va del año 2014 en el país. Conocer los números reales no es tarea fácil. Las comisarias especializadas en violencia han cambiado la tipificación y catalogan como violencia intra familiar o faltas, hechos que corresponden a femicidios y no siguen los caminos legales correctos.
“A estas alturas no podemos confiar en los datos de la policía nacional. Es enorme el secretismo y la disparidad que adoptó el gobierno con los datos de mortalidad materna, sobre pobreza o sobre el nuevo proyecto de canal interoceánico que ha introducido tensiones de gran repercusión.” Este último es un proyecto de construcción canal, que comenzaría el año próximo, similar al Canal de Panamá, que atravesaría toda Nicaragua y desplazaría de sus tierras a más de cien mil habitantes, dividiría a comunidades indígenas y afectaría reservas de la biosfera.
María Teresa, histórica feminista del movimiento, hace memoria en su oficina de la Biblioteca Feminista Malinche de Managua, y recuerda que las marchas contra la violencia o a favor de los derechos de las mujeres, en los años ochenta no existían. “Lo importante era la guerra y el imperialismo económico, las luchas de las mujeres estaban en segundo plano. Después de la derrota electoral del sandinismo en 1990, momento en que los movimientos de mujeres rompieron los vínculos con el Frente Sandinista y se declararon movimiento autónomo, las mujeres nicaragüenses empezamos a marchar. Empezamos a poner en agenda temas que estaban relegados por la agenda nacional definida por la dirigencia revolucionaria. La violencia ocupo siempre un lugar principal.”
Los gobiernos autodenominados de “izquierda”, como el Frente Sandinista de Nicaragua, popular y revolucionario en su génesis, tan importante para la historia de América Latina y el Caribe, no escapan al atraso y ceguera en materia de derechos, políticas públicas, leyes y libertades que contengan enfoques de género y visibilicen las problemáticas de las mujeres. Como así también, la verdadera implicancia social – y personal – de una igualdad real entre hombres y mujeres o el rechazo a la cultura machista tan, pero tan, inyectada en la sangre de las venas de Nuestra América.
*Laura Charro es una “mujer en viaje” intentando cruzar fronteras geográficas y, sobre todo, personales. Salió a viajar por Nuestra América con un proyecto: encontrar y reflejar esas otras mujeres del mundo que hacen sus luchas todos los días y pisotean la creencia del “segundo sexo”, “el débil”. La pisotean a fuerza de resistencia, trabajo colectivo y de perseverancia incansable que se refleja en sus miradas. Con el peso de cientos de años de pertenecer a un pueblo castigado hasta sus entrañas por apropiadores y violadores coloniales primero, por el brutal patriarcado, capitalismo de libre mercado y explotación de la naturaleza después, manejado por los dueños económicos e ideológicos del mundo. Salgo en busca de ese Poder Femenino (y entiéndase bien: “poder” no como fuerza para dominar sino como potencia, posibilidad y capacidad de cambio) fundado en la singular concepción del mundo, en la búsqueda de la liberación. Esa liberación y ese poder, que nos pertenece a todas y nos habla de la Matria, de nuestra patria hecha mujer. Esa historia es la que pretende reflejar el Proyecto Matrias, desde el blog Mujer en Viaje.