En esta nueva entrevista a revistas autogestivas le toca el turno a Cítrica, medio construido por ex trabajadores del diario Crítica que supieron transformar sus despidos en un espacio de creación colectiva.
Convertir reveses en victorias fue la expresión que utilizó Fidel Castro para explicar el recorrido entre la derrota del Moncada en el ´53 y el triunfo del 1° de enero de 1959 en el transcurso de la gesta revolucionaria cubana. Desde entonces, es una frase que nos permite señalar el pasaje que va de un traspié, que funciona como trampolín, a la construcción de un nuevo logro. Así, se hizo consigna en el campo popular ante situaciones de injusticias que con el tiempo se lograron transformar.
Los compañeros de Revista Cítrica pueden con todas las letras apropiarse de ese lema. Despedidos de un día para el otro cuando Jorge Lanata y consortes fundieron Crítica, no sólo lucharon por sus puestos de trabajo durante meses sino que pusieron manos y cabeza a la obra de construir colectivamente y sin patrones una herramienta de comunicación. Le sacaron el jugo a la idea, y pasaron de ex empleados de Crítica a cooperativistas de Cítrica, revista independiente que desde 2012 circula por las calles de nuestro país.
Sus miembros charlaron con Marcha sobre su recorrido periodístico, su apuesta por la autogestión cómo único espacio que garantiza la pluralidad informativa y la necesidad de armar día a día una comunicación del pueblo y para el pueblo.
¿Qué los motivó a comenzar con su proyecto comunicacional? ¿Cómo se organizan internamente?
El cierre del diario Crítica de la Argentina, fundado y fundido por Jorge Lanata y sus socios Antonio Mata Ramallo y Marcelo Figueiras, mantuvo durante siete meses a sus trabajadores luchando por conservar su fuente de empleo. Eso se pudo conseguir a medias, porque algunos compañeros consiguieron ser reubicados a través de la lucha que se dio, pero muchos otros quedaron en la calle. Esa fue la gran deuda de la lucha de los trabajadores del Diario Crítica. Durante ese proceso, en el que de un día para el otro los dueños literalmente desaparecieron, dejando a 170 familias sin trabajo, también desaparecieron las jerarquías y todos nos supimos reconocer como trabajadores. Se comenzaron a formar vínculos muy fuertes y surgió una nueva manera de hacer las cosas: la autogestión.
Los tres números editados en el seno del diario en calle Maipú, que fueron denominados como Crítica de los Trabajadores, fueron una idea que nació de una asamblea, de la cual participaron todos. Aparecieron propuestas, notas, contactos, se salió a la calle a buscar publicidades, o a vender ejemplares en los subtes, universidades y sindicatos. Esto nos marcó y entendimos que era posible llevar adelante un medio de comunicación sin patrones.
Este grupo de trabajadores ex Crítica decidieron formar Cítrica. Entonces conocimos a los compañeros de Fadiccra (Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina), quienes precisamente venían demostrando en diferentes ciudades del país que esto de ser autogestionados no se trataba de una utopía. Así surgió la idea de formar una cooperativa y hacer una revista.
¿Por qué consideran importante comunicar desde un medio autogestivo?
La mayoría de los medios masivos de comunicación no representan más que a sus propios intereses. Por más que se lo quiera disimular de otra cosa, aquello que más les importa es el negocio y rédito económico. Nosotros somos trabajadores de prensa en relación de dependencia también, y lo padecemos. Pero fundamentalmente lo sabemos como ciudadanos, porque hay temas que nos competen a todos como colectivo social, y desde los grandes medios la información es sesgada u ocultada deliberadamente según los intereses creados de los diferentes empresarios.
Comunicar desde un medio autogestionado, de la forma en que se pueda, dentro de los parámetros capitalistas que aparecen como tentáculos de pulpo por todas partes, es una forma de rebelarse ante esta imposición del sistema. Es una forma de dignificar nuestro vapuleado oficio. Como “la verdad” no existe, las verdades se manipulan a favor de un sector u otro. Periodismo es el intento de contrastar la mayor cantidad de voces, para después tener las herramientas suficientes como para que cada uno de los ciudadanos debata en su ser cada una de las posibles verdades. Cuando las herramientas no están disponibles sobre la mesa, existe un atentado a la libertad de informarse, y en consecuencia, a la libertad de poder decidir.
¿Cómo ven el panorama de los medios autogestivos en la actualidad?
Por un lado, los medios autogestivos manifiestan un auge singular. Brotan espacios de todo tipo en diferentes lugares. Internet inyectó un reguero de libertad informativa en ese sentido, con respecto a lo que ocurría en los 90. La proliferación aumentó de forma increíble. Cuando EE.UU. bombardeaba Irak y hablaba de ataques quirúrgicos, no quedaba otra que creer esa información absolutamente sesgada. Eso se quebró cuando apareció el primer blog que publicó que los misiles norteamericanos habían destruido barrios civiles, escuelas y hospitales de niños. Esa vergüenza informativa que promovían los medios masivos de comunicación comenzó a desvanecerse. Esa cuestión de periodismo inmaculado quedó al desnudo y empezaron a ser replicados por la opinión pública. La sociedad en general necesitó expresarse por otros canales comunicacionales.
A su vez, el avance y la violencia de los grandes medios, que generalmente responden a intereses que van en contra de los intereses comunitarios, repercute directamente contra cualquier medio autogestivo. Y si bien han perdido una credibilidad importante y la profesión se encuentra en crisis, aún siguen influyendo en el mercado y conservan un considerable status de poder, que en muchos caso se lo utiliza para afectar a los pequeños medios.
¿Qué lugar ocupa en la actualidad la comunicación popular en la sociedad?
La comunicación popular siempre ha ocupado el mismo lugar en la sociedad argentina contemporánea. Ese espacio es el de comunicar fielmente el pensamiento de cada medio, sin filtros económicos, políticos, o cualquier otro interés. Desde un volante impreso de la forma más precaria, hasta la revista realizada con la mayor calidad posible, la esencia final de ambos es la misma: que quienes hayan escrito esas páginas sean lo más fieles y dignos representantes de sus ideas, dentro de los parámetros del periodismo.
La multiplicación de voces resulta fundamental. En cada rincón de Argentina se van levantando ideas, conceptos, caminos a seguir. Es fundamental el debate abierto, la comprensión de ideas, el sentido común, el espíritu crítico y autocrítico. No hay que tenerle miedo al error ni a la generación de ideas. A partir de allí, la proliferación de pensamientos resulta indispensable para la formación intelectual del ser humano en sí, y en consecuencia para el actor sociopolítico que se encuentra inmerso dentro de un sistema social. Es fundamental entender que “la verdad” como tal, no existe; por lo tanto la multiplicidad de conceptos y el debate sobre ellos es lo que va cincelando el espíritu crítico del ser humano. El lugar que ocupa la comunicación popular en estos tiempos es el de siempre: la inquietud y la repregunta ante los temas que aparecen impuestos como verdades absolutas y que parecen inamovibles dentro de los intereses del establishment.
¿Cómo observan desde la comunicación popular la situación del periodismo en estos tiempos de polarización mediática, en el marco de los debates entre el gobierno nacional y sus multimedios afines, y multimedios privados?
Creemos que cualquier ruptura que a la postre genere nuevos paradigmas que a su vez puedan ser rebatidos, establecen un escenario favorable para cualquier tipo de evolución. El hecho de que intereses económicos y políticos ya no queden vedados a los ojos de la sociedad es un gran avance de estos tiempos.
Sin embargo desde Cítrica consideramos que no existe tal grieta, o bandos, o posturas antagónicas entre el Gobierno Nacional y los multimedios privados. Si bien estos actores parecen como los más fuertes dentro de la discusión sobre la libertad informativa, existen otros muchos medios, entre los cuales están los autogestionados, que se encuentran en una suerte de tercera posición ante este debate.
Entendemos que cualquier monopolización informativa va en desmedro de los intereses populares. Ninguna polarización resulta edificante en este sentido. Está claro que cada uno de esos actores defiende su posición según sus propios intereses. En ese caso, los medios alternativos no deberían oficiar como meros árbitros de estos enfrentamientos, (no tiene ningún sentido ocupar ese espacio que aumentaría la confusión) sino tener la capacidad de exponer cuál es el escenario de la confrontación e intentar buscar soluciones desinteresadas, alternativas y medianamente justas ante los diferentes temas. No todo es blanco, ni todo es negro; y en esa gama intermedia de grises, intentar buscar ciertas luces entre los claroscuros. Por supuesto es un tema muy complejo en el cual prácticamente no existe la posibilidad de contrastar las ideas como para que se yerga una sola posición clara. El tejido es complejo y no es contemporáneo. Trae consigo varias décadas de debate que aún no ha tenido el espacio debido como para que cada uno de los actores sociales puedan llegar a conclusiones críticas de lo que ocurre. Generalmente lo que sucede es que las personas replican los argumentos de cada uno de los lados en disputa sin mayores análisis ulteriores.
¿Cuál es el cambio fundamental que se daría con la Ley de Fomento y protección de revistas culturales independientes?
La justicia. Estaríamos un poco más cerca de la igualdad de condiciones. Los medios dominantes van a seguir siendo dominantes, tal como sucede por más que la Ley de Medios Audiovisuales esté vigente. El cambio está en que los medios alternativos puedan tener también su espacio, que no se lo quiten y que el Estado no sea cómplice de ese atropello que hacen los grupos económicos para que la comunicación esté en sus manos y no en las del pueblo. Apoyan y tienen medios de comunicación que tapan literalmente a los medios populares. No es una exageración, es lo que pasa en los kioskos. Obligan y extorsionan a canillitas a poner sus productos en los espacios más visibles. Les imponen el porcentaje que deben cobrarles. Algo similar sucede con la distribución, es un manejo mafioso.
A esta altura de las circunstancias, en un momento histórico en el que la población ha logrado entender que el mensaje que le llega no proviene de periodistas objetivos sino de empresas periodísticas con sus propios intereses, no podemos ser tan ingenuos de pensar que los lectores están en condiciones de disponer libremente y en igualdad de condiciones de aquello de lo que quieren leer.
El mismo monopolio de Clarín en los medios audiovisuales existe en los medios gráficos. La diferencia hoy es que hay una ley que busca equilibrar las cosas en el sector audiovisual mientras que en el gráfico la Ley estamos luchando para ponerla en la agenda legislativa. No puede ser que el mercado esté saturado de productos de La Nación, Clarín y Perfil, también muchas revistas de las que se ven en los kioskos les pertenecen porque se encargaron de asfixiarlas y-o comprarlas. Y tampoco la alternativa tiene que quedar reducida a Tiempo Argentino o Crónica. Debemos entender que no son tan opuestos. Son medios manejados por empresarios, más siniestros, menos siniestros, con más o menos precarización del trabajo en las redacciones pero siempre con el mismo objetivo: conseguir beneficios económicos extraordinarios. Y dependientes de los negocios de los empresarios relacionados o no con el gobierno. No tiene importancia, siguen siendo negocios. Nuestra lucha es para que el negocio no sea la base de la comunicación. Buscamos que los medios gráficos no necesiten de empresarios inescrupulosos, que los medios que en la actualidad están en manos de los trabajadores, como son los productos autogestivos, puedan competir, que puedan ser leídos. Que la comunicación esté en manos del pueblo, porque el pueblo es el que debe comunicarse.
En nuestro caso, nosotros arrancamos con el proyecto conociendo las dificultades existentes en el mercado de distribución y en los kioskos. Y éramos trabajadores que escribíamos y punto. Si lo que escribíamos se leía, nos interesaba apenas por una cuestión de orgullo. No nos metíamos en ese tema. No sabíamos por ejemplo que para estar compitiendo con un producto en la calle debíamos buscar un nicho. Dedicar la revista a temas que no figuren en otros lados y conciten entonces el interés de un tipo que pasa por un kiosco de diarios. Hoy conocemos que hay cientos y cientos de revistas que tienen su nicho.
Las revistas (o hasta diarios) culturales autogestivos tienen una variedad de temáticas y de miradas casi infinita que representan una verdadera multiplicidad de voces. Pero nosotros, ante la situación compleja de distribución en kiosko, tomamos el camino de no salir en kioskos, vendemos la revista por suscripción y la insertamos en diarios cooperativos del interior del país. Pero aún así estamos en desventaja simplemente por la cuestión del costo del papel que está en manos de monopolios o sino es importado (en dólares y sube todo los meses, lo cual te quita toda previsibilidad) y no hay una garantía de abastecimiento a los medios independientes. Además la ley pide también un tratamiento fiscal distintivo.
¿Qué acciones llevan a cabo para profundizar el vínculo con otros medios autogestivos?
De la misma manera que los medios de comunicación masivos han trazado un enorme tejido periodístico sobre la sociedad durante las últimas tres décadas, a los medios alternativos no les queda otra opción que juntarse, sumarse, y tratar de ayudarse mutuamente. Desde Cítrica los llamamos y reconocemos como Compañeros de Ruta. En cada una de las ediciones que pudimos ir publicando, tratamos que desde esa sección se pueda difundir el trabajo de esos medios, desde nuestro modesto lugar.
Nos resulta fundamental poder juntarnos entre las personas que tratan de aunar ideas con el objetivo de generar un marco informativo plural, en el que no se busca llegar a una verdad, sino a debatir permanentemente; generar espacio para la mayor pluralidad de voces que busquen congeniar ideas dentro de una sociedad que parecería estar cada vez más agresiva, violenta y descompuesta.
Este tipo de calificativos no deben ser entendidos ni utilizados como usualmente son abusados en los medios masivos de comunicación para perseguir diferentes intereses y generar descontento social. Hablamos de agresión como ruptura de vínculos, hablamos de violencia como la manipulación desvergonzada de información, y hablamos de descomposición social en el sentido de destruir la voluntad de generar nuevos espacios para debatir ideas, conceptos, y formas de vida alternativas a un sistema que intenta todo el tiempo y por todos los medios de interferir con esos deseos genuinos.
Es lógico, los grandes medios de comunicación nunca van a querer ceder el terreno que han ganado -con malas artes- y que merecen ser debatidos y criticados en el seno social, en una discusión abierta, sin velos ni presiones de ninguna parte. Creemos que el objetivo de los medios alternativos es que cada ciudadano lea lo que le parece que merece ser leído, y que tenga la posibilidad de cambiar de idea, de pensamiento, sin tener que rendir una pleitesía tácita a los medios históricos impuestos por peso específico. Siempre hay otras historias detrás de las que llegan a salir a la luz. Algunas historias no consiguen ser visibilizadas jamás, y eso nos genera una enorme sensación de injusticia que tratamos de subsanar desde el espacio que nos toca.
Por otra parte, compartimos espacios y federaciones con los otros compañeros. Creemos que debemos estar juntos para alcanzar nuestros objetivos. No es lo mismo una ley para una revista que para 300, no es lo mismo para una empresa que pone publicidad salir en un diario de Alta Gracia que salir en 100 diarios distintos de todo el país, con una territorialidad que ni siquiera Clarín puede garantizarles. Estamos en ARECIA, en FADICCRA y en la Red Colmena (red de cooperativas de la comunicación), tres espacios integrados por medios de comunicación autogestivos a través de los cuales demostramos que hay una comunicación distinta, alternativa y sobre todo muy fuerte al estar unida. Desde esos espacios trabajamos para una comunicación del pueblo para con el pueblo. Ya sea a través de eventos, intercambios, conocer experiencias, hacer negociaciones juntos o exigir la implementación de una ley.
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