Por Noelia Leiva. Lo sostuvo Carolina Reynoso, directora de “Yo aborto, tu abortas, todxs callamos”, que se proyectó en Salta durante el Encuentro Nacional de Mujeres. Marcha le consultó cómo leyó el tratamiento del derecho a decidir en el marco de las jornadas que convocaron a 40 mil participantes.
Carolina Reynoso tenía 18 años cuando decidió interrumpir un embarazo no deseado y unos diez más cuando entendió que su vivencia se parecía a la de muchas otras, obligadas a la clandestinidad sólo por entender que la maternidad es una elección. Por eso dirigió el documental “Yo aborto, tu abortas, todxs callamos”. Con ese recorrido como punto de partida, conversó con Marcha sobre cómo se visibilizó en las calles salteñas, en el marco del 29° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM), la urgencia de legalizar el derecho a decidir sobre el propio cuerpo.
Flamante merecedora de la Mención Especial del Público en la 28° Muestra de Cine y Mujeres de Pamplona, en España, el trabajo también llegó a Salta. Se proyectó en el Espacio Incaa local el mismo día de la marcha que reunió a 40 mil participantes en la capital provincial. Desde el recorrido de recolectar testimonios para elaborar la pieza fílmica y desde su experiencia militante, la conclusión es la misma: “Ante la regresión (de la legislación y de la estructura social), la lucha va hacia adelante”.
-¿Cuál es tu balance respecto de cómo se abordó el derecho a abortar en el ENM?
–Sentí que, a pesar de que cada vez es más fuerte la relación entre el Gobierno y la Iglesia con (Jorge) Bergoglio como Papa y de que parece que eso lleva para atrás la organización, es en realidad un empuje para el movimiento de mujeres, que sale para adelante. En el Encuentro quedó claro que ya no hace falta debatir que es uno de los temas más importantes. Junto con la necesidad de frenar los femicidios, es unánime que hay que luchar para llegar a la legalización, por más que tengamos diferentes tácticas para intentarlo. Además, no es un dato menor que Salta se pronosticaba como un lugar muy conservador, entonces muchas más le pusimos el cuerpo.
-¿Cuál es tu postura respecto del artículo 19 que se estableció a partir de la unificación de los Códigos Civil y Comercial?
–Si bien se desaprovechó una posibilidad para que el Código Civil manifieste de otra manera cuándo comienza la vida, creo que no nos tiene que impedir continuar nuestro trabajo para la legalización del aborto. Escuché muchos discursos apocalípticos sobre el futuro de los proyectos presentados a tal fin, pero si eran posibles con la legislación anterior también lo serán con esta. Es verdad, no pudimos corregir este artículo, pero no nos va a impedir que continuemos. Creo que tenemos que estar atentas a poder luchar para que esto no nos tire para atrás. Definitivamente, cuando la situación es regresiva, nuestra lucha se vuelve progresiva. Tenemos que ver cuáles son las estrategias y las tácticas para alcanzar el objetivo y articular más entre los movimientos feministas y de mujeres.
–¿Cómo creés que se lograría esa mayor articulación?
-Es complejo, pero hay que encontrar puntos de acuerdo en relación a la legalización del aborto y salir todas juntas. En el ENM, me llamó la atención la diversidad de marchas que hubo. No digo que tenga que haber sólo una, pero no me parece bien que cada facción tenga la suya. Eso es parte de la lucha: hay que sentarse, definir las cuestiones primordiales en las que se coincida y avanzar por ellas. Cuando se legalice, en todo caso, empezarán a jugar los demás intereses.
-¿Cuáles son, a tu entender, esos puntos centrales para defender el derecho a decidir?
-Veo tres razones por las que las feministas queremos legalizar el aborto y en la que creo que todas coincidimos: porque es una cuestión de salud pública, porque permite el acceso a la justicia social y, lo que es muy importante, recupera la autonomía de los cuerpos, tanto sea para definir con quién y cuándo mantener relaciones sexuales o para vestirnos como queramos, por ejemplo.
-¿Una de las estrategias para difundir esos ítems puede ser la producción simbólica, como vos elegiste?
-Sí. Gracias a todo el movimiento feminista, es mayor la producción en ese sentido, se atiende a la necesidad de dar cuenta de lo que pedimos. Sin embargo, todavía hay grandes mitos sobre abortar. La creación simbólica es una herramienta muy fuerte para hacer circular la información entre nosotras pero también hacia afuera, para otras personas que no militan estos temas. Por caso, a través de la televisión, que como medio masivo nos permite llegar a nuevos públicos. “Yo aborto…” está por proyectarse por alguno de los canales del Estado.
-La película tuvo sala el domingo último en Salta, ¿qué registro tenés de esa experiencia?
–Coincidió con la marcha del Encuentro, así que decidí quedarme en ella, pero me dijeron que fue muy emocionante. Las mujeres estaban muy conmovidas y, la verdad, estoy muy contenta. Este fin de semana nuevamente se muestra. Fue un triunfo lograr que se proyecte en ese lugar, los espacios Incaa también son un medio para difundir.
-Si de llegar a nuevos públicos se trata, durante la marcha multitudinaria del ENM había mujeres de la zona que se paraban a acompañar desde los balcones o las esquinas ¿Cuál es tu lectura sobre ello?
–Fue muy emocionante, nunca lo había visto con tanta claridad. Cada año hay quienes apoyan pero esta vez fue el 99 por ciento de las mujeres que estaban en la calle. Me conmovió, porque significa que realmente podemos hacer. No somos solamente unas cuantas sueltas, quizás algunas que le ponemos más el cuerpo pero hay muchas otras que están moviendo sus estructuras. Había mujeres de todas las edades que cantaban con el puño en alto, estaban felices por ver que éramos tantas y estábamos todas juntas. Por eso insisto: a pesar de la regresión del sistema macropolítico, nosotras vamos hacia adelante. No vamos a parar de luchar.
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