Por Laura Salomé Canteros- @laurasalome
La experiencia del territorio para pensar las políticas públicas. ¿Será el Consejo Nacional de las Mujeres del macrismo, presidido por una feminista, Fabiana Tuñez, de puertas abiertas para las demandas del feminismo popular? Dialogamos con Daniela Fagioli, integrante de Mujeres en Lucha quien formó parte del Plan Nacional Integral contra la Violencia hacia las Mujeres. “Teníamos y tenemos mucho para decir”, sostuvo.
Daniela Fagioli es abogada e integrante de Mujeres en Lucha- Confluencia Movimiento Popular La Dignidad / Movimiento TUPAJ KATARI y junto a otras integrantes de la organización formó parte de la reunión que se llevó adelante el 25 de noviembre pasado en la Cámara de Diputados de la Nación, en la que se consensuó entre aproximadamente 100 representantes de 50 organizaciones sociales una agenda común para trabajar contra las violencias machistas.
Esta agenda, propuesta alternativa, fue entregada el pasado 21 de diciembre por las organizaciones de la sociedad civil que la consensuaron a Fabiana Tuñez, presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres. Ante esto dialogamos con Fagioli quien nos compartió sus impresiones, repasos, preguntas y respuestas ante un nuevo desafío de construcción articulada para la lucha contra las violencias machistas desde el ámbito de las políticas públicas y estatales.
-Si pudieras caracterizar este contexto de lucha contra las violencias machistas, ¿qué dirías?
Como Mujeres en Lucha, venimos laburando hace muchos años con las compañeras, mayoritariamente en las villas, pero recientemente también en las redes barriales él “ni una menos”, para decir basta de violencia hacia las mujeres, violencia física, psicológica, institucional y entendiendo a la violencia de género como una violencia estructural de este sistema.
Ahí es donde vemos las limitaciones del Estado, en no entender que el cambio es cultural y no solamente responder con la 26.485 en el ámbito de la violencia interpersonal de un hombre hacia una mujer, que muchas veces es sesgada y con falta de integralidad como muchas de las políticas públicas producidas para dar respuesta a las problemáticas.
Laburamos con las compañeras, con las referentes de las Casas de las Mujeres, espacios donde tratamos de darle respuesta a la violencia de género de una manera integral para también construir otras subjetividades feministas que puedan gestionar su barrio, sus villas, que estén al frente de las luchas.
-¿Cuáles son las exigencias que le plantean al Estado?
Desde lo que fue el proceso del “ni una menos” decidimos acampar al CNM como una muestra de la falta de interés y de voluntad política en dar respuesta y no solamente por un problema de presupuesto, desde ya que sabemos que es bajo, pero además para evidenciar que hay una clara voluntad política que no está orientada a la construcción de políticas reales para dar soluciones a las mujeres y que se agarraron de las políticas públicas del Ministerio de Desarrollo Social como por ejemplo, el “Ellas hacen” para contar dentro de su rendición de cuentas que tenían políticas destinadas.
Nosotras consideramos que teníamos que hacer visible este reclamo, exigir más casas de las mujeres en todo el país, como propuesta concreta y proyecto alternativo de vida para las mujeres, al igual que el desarrollo en cooperativas.
-¿Y al Consejo Nacional de las Mujeres?
Exigimos al CNM la apertura hacia las organizaciones sociales que venimos trabajando con esas mujeres que sufren todos los días esas violencias en sus cuerpos, que además son compañeras migrantes y la mayoría tbm pobres, destinadas al trabajo precario, informal y destinadas a estar en sus hogares producto de la violencia económica que no les permite elegir su camino y su vida para ellas y para sus hijxs. Decidimos acampar en el CNM y exigir la apertura de este consejo consultivo para que seamos las organizaciones políticas y sociales las que diagramemos esas políticas en una mesa de trabajo con las responsables del CNM y del gobierno y del Estado, además que se discuta el problema laboral, el trabajo y que no sean los planes sociales los que tapen esta discusión.
-¿Tuvieron respuesta?
Claramente no tuvimos respuesta, en realidad si, Mariana Gras fue a visitar las casas de las mujeres con la pretendida intención de darle un fortalecimiento (uno de los proyectos dentro de la ley), volvimos a acampar y en esa semana, dps del ni una menos, ELA y organizaciones deciden hacer una carta pública hacia la (entonces) titular del CNM, exigiéndole por un lado el problema del fraccionamiento de las respuestas y la falta de implementación del plan nacional, que monitoree y además construya políticas públicas a nivel federal.
Fue entonces que nos sumamos a ese reclamo porque entendimos que era una forma más de presionar junto a otras 30 organizaciones desde el escritorio del CNM pero también estando abajo, con una carpa, en la calle, exigiendo.
Este proceso avanzó, Mariana Gras salió a decir que no había falta de presupuesto y que había un plan nacional de acción, que no estaba publicado, algo que es obligación para la construcción de estadísticas y para los funcionarios públicos, entonces nunca dio respuesta esta carta por lo que con las organizaciones se decidió hacer una especie de mesa de trabajo con distintos ejes que se realizó el 25 de noviembre, día de lucha por la eliminación de las violencias hacia las mujeres, en la Cámara de Diputados.
-¿Y allí estuvieron?
Si, vimos necesario demostrarle a muchas de estas organizaciones, de las cuales muchas son ONGs, que también muchas reciben plata de fondos internacionales y que también muchas tienen relaciones con los gobiernos y el Estado, y que pueden ser críticas, con algunas coincidimos y con otras no, pero tuvimos una jornada interesante donde analizamos desde el presupuesto hasta como funciona o no estas políticas en la vida cotidiana de las mujeres y ahí entendimos que teníamos y tenemos mucho para decir.