Por Leonardo Candiano. El trío conformado por Santiago Garate, Diana Palmisciano y Boris Williams entronca nuestras raíces folklóricas con la música urbana rioplatense. Su primer disco, Selvas, desanda ritmos que van desde el huayno hasta el candombe, el vals y la milonga.
Patera es un trío de música popular latinoamericana que fusiona sonidos folklóricos de diversas regiones del país con otros más urbanos, apegados a nuestro Río de la Plata. El huayno, el vals, el candombe, la vidala, se entretejen armónicamente tanto en las piezas musicales propias como en interpretaciones de obras ajenas con arreglos muy bien elaborados. Así, Patera logra hacer sonar todo desde un mismo suelo.
Un sonido suave, sin estridencias, cuidadosamente trabajado hasta en el más mínimo detalle, con letras donde asoma un alto contenido poético hijo de las mejores tradiciones de la música popular -desde los clásicos del ya legendario Nuevo Cancionero argentino hasta la trova latinoamericana-, nutren esta joven experiencia artística con una fuerza que no sólo promete a futuro en una banda que da sus primeros pasos, sino que ya es todo presente.
Conformado por Santiago Garate y Diana Palmisciano en voces y guitarras, y por Boris Williams en percusión, Patera comenzó su camino de forma totalmente independiente en el año 2010 con la intención de generar una música propia, argentina y latinoamericana, a partir tanto de composiciones que les pertenecen como mediante el uso del repertorio clásico. Así ingresan temas de Garate y de Palmisiciano, como también de Armando Tejada Gómez y el Cuchi Leguizamón.
El trío se presenta haciendo hincapié en esa fusión de las endebles fronteras musicales de nuestro país: “Patera suena al cemento que pisamos, a los colores bien latinoamericanos que nos trajimos en la mochila, al agua marrón rioplatense, a la pasión por lo bello que se moldea en el detalle, al grito que no debiera atragantarse, al sueño de ese mundo otro”, señalan, y eso es algo que se expresa en cada uno de los diez temas de Selvas, su primer disco, editado en el año 2013 y donde dejan grabada su apuesta artística.
El tema que abre el disco y le da título pertenece a María Ferré y a Mariano Barrionuevo. La percusión y las cuerdas de las guitarras desmalezan el camino de “Selvas” junto con trocitos de lágrimas verdes y ramas cargadas de alas en la sutil voz de Santiago Garate, rápidamente ensamblada con la más rauda de Diana, jugando rituales que bailan las hojas. Enseguida “Usté está mal”, perteneciente el propio Garate, deja en claro la postura poética -y política- del trío, una música con compromiso. De la crítica a la libertad de shopping, al ombliguismo y a los que mezclan mucho para repartir poquito, pasan a un rebelde desconcierto, una esperanza en manifiesto tras una idea clara: revolucionar. “Sin candados lo que ideo y colectivo es lo que sueño”, expresa la letra de Garate entre el sonido de la flauta de Francisco Rohde, músico invitado para este tema, que llama a confiar en la inconciencia, extirpar la paciencia, y a dar vuelta la taba de una vez: “donde miedo entonces fuego, donde duda doble apuesta”. A la fortaleza de este tema le sigue la telúrica “A caja tendida”, también de Santiago Garate pero con la voz de Palmisciano como protagonista, canción con evidentes aires de vidala que llama a empuñar el corazón mientras la pacha llora.
La canción que continúa, “Si me viera sin tu amor”, de Carlos Marano y Alberto Millimagini, y la séptima de Selvas -la histórica “Abuela Dominga”, de Héctor Pedro Blomberg y Enrique Maciel- son las únicas piezas totalmente instrumentales del disco. En ellas, tanto en el valsesito bien tanguero de Millimagini como en la milonga de Maciel, emergen los arreglos musicales de Garate que logran actualizar sonoramente ambas joyas de la música popular rioplatense.
En “Luna matera” (Santiago Garate), la voz de Diana rememora por momentos a la mejor Dolores Solá en La Chicana, y en “Juan Común” (nuevamente, de Garate), se destacan el arpegiado de las cuerdas y la percusión en un tema que parece querer tentar al disco hacia un vértigo que pronto queda de lado.
“Lágrima altanera” es la última canción perteneciente a Garate de Selvas, y con ella llega al disco el siempre bienvenido candombe que amalgama, como el valsecito nombrado, su estilo con el del tango porteño en su interpretación.
El final nos ofrece el reconocido huayno/vidala “Maíz de Viracocha”, de Tejada Gómez y el “Cuchi” Leguizamón -uno de los mejores momentos de todo el disco- y el cierre definitivo con la murguera “La negra”, creado por Diana Palmisciano.
Así transcurre la decena de temas que La patera ejecuta para nosotros, y que van desde la porteñidad de los versos enmudecidos de Blomberg y la música de Millimagini al maíz de Viracocha recreado por una de las duplas más imponentes del folklórico norteño argentino, desde la pacha que llora en una lenta vidala al espíritu alegre y bien murguero de “La negra” en un cordón de una vereda de cualquier barrio de las urbes rioplatenses, siempre a dos voces que se alternan y comparten el espacio una y otra vez, y la percusión de Williams acompañando las creaciones y los arreglos de Garate y Palmisciano.
Patera es vivencia. Conocimiento teórico musical, mucho ensayo y experiencias de vida puestas en canción, una yunta de cosas que este trío lleva consigo por diversos escenarios argentinos y que desde hace poquito podemos llevarnos a casa gracias a la salida de su primer disco.
Para escuchar a Patera podés ingresar a los siguientes links:
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