Por Leonardo Candiano
La cantante porteña Lorena Hermida lanza su primer disco, Flor de otoño, en el que versiona una serie de clásicos de la música popular latinoamericana. Una nueva voz se alza en el cancionero folklórico argentino, y Marcha dialogó con ella.
El próximo martes 14 de abril la cantante argentina Lorena Hermida presenta su disco debut, Flor de otoño, en Café Vinilo (Gorriti 3780) a partir de las 21:00 horas. En este concierto, podremos oír el selecto repertorio que ha elegido para iniciar su camino solista.
Temas de Chabuca Granda (“Cardo o ceniza”), Silvio Rodríguez (“Sueño con serpientes”), Víctor Jara (“Deja la vida volar”), Milton Nascimento (“Encuentros y despedidas”), el Cuchi Leguizamón (“Serenata del 900”), Eduardo Falú y Manuel J. Castilla (“La atardecida”), forman parte de un logrado disco cuya heterogeneidad genérica apenas asoma entre la unidad lograda por la articulación de la voz de Hermida y las originales versiones musicales de esos clásicos.
El poema del peruano Arturo Corcuera “Los amantes”, musicalizado primigeniamente por Juan Pereira y hecho célebre a partir de la voz de Susana Bacca; “Alfonsina y el mar”, de Félix Luna y Ariel Ramírez -mundialmente famoso en la voz de Mercedes Sosa-; el vals “Ódiame” (del peruano Rafael Otero López); la “Vidala del sol”, de Alicia Crest y Jorge Giuliano; y la canción “Verde, violeta y carmín”, de la chilena Elizabeth Morris, junto con “Arizona”, de Roxana Amed, completan un álbum recorrido por el aire fresco que le imprime Lorena a los antiguos temas de nuestro cancionero latinoamericano.
En Flor de otoño, además del lucimiento de la tenue y pulida voz de Hermida, se destacan los músicos Agustín Toffolutti en contrabajo, Diego Cueto en percusión y Nicolás Mustillo en guitarra, junto con las invitadas Chiqui Ledesma -en “Vidala del sol”- y Roxana Amed -en “Alfonsina y el mar”-.
Docente de canto desde hace más de una década, formada musicalmente en conservatorios y con la experiencia lograda en innumerables escenarios del país en donde fue parte de diversos proyectos musicales -ligados tanto al folklore como al soul y al jazz-, Lorena Hermida lanza, por fin, su primer disco, en el que sintetiza su ya largo recorrido. Marcha dialogó con ella para que nos cuente los pormenores del álbum y de su inminente presentación.
-Contanos cómo surge Flor de otoño. Al oírlo y al conocer tu trayectoria, se nota que más que el álbum de alguien que comienza, se trata de la síntesis de todo un recorrido previo ligado al canto y a la música, que en tu caso ya lleva más de una década…
-Justamente es eso, el resultado de tantos estilos y voces en mí. Por eso no me considero una cantante tradicional folklórica, quiero ser sincera con cómo digo lo que digo. Que realmente me refleje cada interpretación. La idea surge de las ganas de dejar registrado mi presente. Ya hace años que lo que más me representa es la música latinoamericana y sentí que era el momento de volver tangible mi elección.
-El disco contiene una evidente búsqueda por volver a los clásicos de la música latinoamericana, ¿por qué en tu primer disco recuperás esta identidad y esa tradición continental? ¿En qué te basaste para seleccionar los temas de Flor de otoño?
-El repertorio lo elegí desde el sentimiento. Las canciones que más me emocionan son las que elijo cantar, sea porque me identifican o porque quiero contar esa historia. Ya hace mucho tiempo que elijo desde el corazón. Después de ya tenerlo conformado, me di cuenta que muchos de los temas elegidos tenían su contexto poético en el otoño o en el florecer. ¡Todo cerraba!
-Interpretar clásicos encierra un desafío, ya que son temas que en el imaginario popular están cristalizados con la voz que lo hizo célebre. En tu caso, es notoria la pretensión de no repetir formas previas. Ya sea en el voceo o en la musicalización, los temas que cantás en Flor de otoño tratan de distinguirse de sus versiones conocidas. ¿Cómo se buscan caminos originales para temas clásicos?
-A mí lo que me pasa es que no trato de diferenciarme de las versiones originales, sino que busco siempre la honestidad y conexión con mi forma de decir. ¿Cómo contaría esta historia desde mí, el amor, el desamor, el enojo, la alegría? Cuánto más fiel me mantengo a quién soy menos comparable uno se vuelve, pero es sólo como consecuencia de la búsqueda de mi decir de canciones ajenas. Claro que a esto se suman los arreglos musicales de Nicolas Mustillo, que es también el guitarrista que me acompaña, quién aportó su creatividad y pudo ver por donde venía el fluir de cada tema.
-Entre los clásicos y temas conocidos interpretados por célebres cantores que conforman Flor de otoño, aparece un muy buen trabajo de Roxana Amed, “Arizona”. ¿Por qué decidiste incluirlo?
-Admiro a Roxana desde su primer disco. Tuve también la gran experiencia de ser su alumna hace muchos años y tenemos una hermosa relación de amistad a distancia (ella vive en Estados Unidos desde hace unos años). “Arizona” es un tema que siempre me emocionó y cuando lo cantaba en mi casa, sentía que podía tener una vuelta más folklórica y menos jazzera. Por eso, convoqué a mi amigo David Mono Ávila para que tocara el charango y lograr el sonido que estaba buscando. Cuando supe que Roxana estaba en Buenos Aires, nos encontramos y se lo pedí para grabar. No sólo me dijo que sí, sino que terminó cantando conmigo “Alfonsina y el mar”. Un gran honor y emoción.
-Últimamente está siendo cada vez más común la formación de grupos de folklore con una fuerte presencia del contrabajo y de la percusión, casi por sobre la guitarra en algunos casos, ¿a qué creés que se debe esta novedad? ¿Por qué definiste armar musicalmente un grupo con contrabajo, percusión y guitarra? ¿Qué musicalidad buscás con ello?
-Tiene que ver, en mi caso, con mi forma de cantar. Creo que el contexto musical que se logra con estos instrumentos se condice mucho mejor con el sonido integral final. Van más de la mano. Pienso que lo mismo le debe suceder a nuevos representantes del folklore.
–Para finalizar, contanos cómo preparás la presentación en Café Vinilo, ¿quiénes te van a acompañar?
-¡La preparo con mucha alegría! Va a ser una noche muy especial, llena de invitados y amigos. María de los Ángeles “Chiqui” Ledesma va a sumar su hermosa voz a la “Vidala del sol”, tal como está en el disco. Flor Bobadilla Oliva va a cantar conmigo “Alfonsina y el Mar”, y en tres temas va a sumarse Emiliano Reinoso en piano. También David Mono Ávila en charango y Juan Elías, que es un cantautor mexicano que conocí este verano en México, con quien compartimos gira y escenario durante dos meses, nos va a presentar dos temas de su autoría.
Los músicos que siempre me acompañan son Nicolás Mustillo en guitarra, Diego Cueto en percusión y Agustín Toffolutti en contrabajo. ¡Espero el 14 de abril con muchas ansias!