Por Jesica Farías
El 1 de enero de 2014, fue atacada con fuego por quien era su pareja, Gustavo Javier Albornoz. A 22 meses del intento de femicidio, ella sigue amenazada por el agresor, aún reclama medidas protectoras y que no se vuelva a prorrogar el juicio contra el violento. El próximo jueves 29, junto a otras mujeres organizadas, se concentrará frente a los Tribunales de Morón para exigir justicia.
“Vamos a focalizar sobre dos aspectos puntuales. Primero vamos a ir a reclamar a la UFI 10 que aún no elevó el juicio por amenazas, ni puso la perimetral (restricción, que es la prohibición de acercamiento) y menos la custodia, que aún no existe. Como segunda acción vamos a pedirle al fiscal Ferreyra que nos explique porque prorrogó el juicio que iba a empezar el mes que viene”, adelanta Carolina, la hermana de Karina Abregú, sobre la movilización que las llevará, junto a organizaciones, a los Tribunales de Morón (Colón 151) el próximo jueves 29 de octubre, a las 9.
Habla con prisa porque así vive: Karina, quien fue incinerada el 1 de enero de 2014 por quien era su pareja, Gustavo Javier Albornoz, sobrevivió con el 55 por ciento de su cuerpo quemado, sigue en peligro y no hay tiempo que perder. “Vamos a volver a pedir garantías para ella”, dice Carolina y su voz suena más fuerte: a 22 meses del intento de femicidio, él sigue libre y ella, amenazada. No fue una de las que mueren cada 30 horas y ahora quiere vivir libre.
Ninguna más
Cuando se pide que no haya ni una menos también se exige que ni otra más sea desoída por la justicia, que ésta no vuelva a llegar tarde. Sin embargo, Karina fue amenazada el último domingo cuando volvía de votar junto a su hija y un auto blanco con vidrios polarizados que se les fue encima, intimidándolas. “Al realizar la denuncia en la UFI N° 10 especializada en Violencia de Género de Morón, a cargo de la Dra. Paula Hondeville, la respuesta es que ´no presentaron pruebas, ni los elementos necesarios para que pudieran actuar’”, informó la Coordinadora Feminista Antirrepresiva, espacio que acompaña a Abregú y que convocó a la concentración en los Tribunales moronenses.
Karina había realizado 15 exposiciones por violencia antes del ataque, ese que la dejó con escasa movilidad en brazos y cuello. Estuve a punto de morir varias veces, antes y después de que Albornoz la agrediera con insultos, trompadas, alcohol y fuego. El miedo la persigue y la Justicia ni se le acerca. La empresa en donde trabajó hasta la agresión más cruenta también le soltó la mano: después de estar cinco meses internada se enteró de que la habían despedido por ausentarse de su puesto laboral y, por consiguiente, ya no contó con obra social.
“Ella no puede trabajar, todavía tiene que hacerse operaciones pero ni tiene un subsidio. Tiene pánico de salir pero igual viaja diariamente en tren para atenderse. No tiene ni un subsidio, y pedimos varias veces. Vive de lo que junta con su alcancía”, detalla Carolina. Hace menos de una semana, luego del amedrentamiento con el auto, se le soltaron los puntos de la última intervención y mañana volverá a la calle, como cada día.
La Justicia, ¿de qué lado está?
Cuando Karina ingresó al Hospital Eva Perón de Merlo, después de esquivarle a la muerte tras arrojarse a la pileta de su casa para apagar el fuego que le afectó más de la mitad del cuerpo, Albornoz la llevó al Hospital Eva Perón de Merlo. En la guardia dijo que Abregú se había autoprovocado las heridas y las y los efectores de salud ni siquiera hicieron la denuncia. El agresor intentó convencer con la misma mentira a la familia de la mujer pero no pudo: lxs hijxs, la madre, las hermanas y lxs sobrinxs enseguida hicieron una exposición en la comisaria.
La primera carátula fue “averiguación de ilícito” y dos meses después, en marzo de 2014, cambió a “tentativa de homicidio agravado por el vínculo”. Así lograron que el agresor fuera detenido aunque solo por 33 días, aunque en noviembre de este año iba a ser llevado a juicio pero sus tres abogadas defensoras pidieron prorrogarlo hasta abril de 2016.
“Y recién nos enteramos del aplazamiento el martes que pasó y por otro abogado”, señala Carolina, quien refuerza la invitación a la concentración de mañana, frente a los Tribunales de Morón, porque si la justicia deja de cubrir sus ojos para mirar a los violentos quizás también pueda ver a quienes les sobrevivieron y siguen imparables para que no haya otra más, ni una menos.