Fotos por Guido Balduzzi/ Texto por Lucia Crucci
Ellos y ellas, las comunidades, las familias, los afectos, los amores y las identidades italianas se ven insultadas, discriminadas a diario por los movimientos neo fascistas y los grupos de fundamentalistas religiosos.
En este sentido, Italia se encuentra fuera de la escena europea, porque no puede garantizar el cumplimiento de la democracia a través del reconocimiento de la plena igualdad de derechos para todos y todas.
Se trata de uno de los pocos países europeos que no tiene una legislación específica contra la homofobia, ni permite casamientos entre personas del mismo sexo. Si bien esto último representa un atraso respecto del resto de los países del continente, quizás lo mas preocupante es la falta de legislación con respecto a los actos homo, trans y lesbofóbicos; hechos que pueden llevar a violencias que, al no ser penalizadas, se naturalizan. Un triste antecedente al respecto, y su tratamiento institucional, fue el hecho ocurrido en 2010, cuando el ex primer ministro Berlusconi, ante un escándalo que lo vinculaba con fiestas de niñas prostituidas, afirmó en su defensa: “Es mejor ser apasionado por las chicas guapas que ser homosexual”.
Dada esta realidad socio-política tan particular, en Italia la marcha del orgullo es un acontecimiento que se vive con mucho entusiasmo y expectativa: es la oportunidad de la comunidad LGBTQIA de salir del silencio y la clandestinidad, y de hacer visibles sus reclamos. ¿Qué reivindicaciones piden los que marchan? Simplemente igualdad ante la ley, mismos derechos y mismas obligaciones que los demás ciudadanos.
Todo cambio social es un proceso y, como tal, demanda tiempo y esfuerzo colectivo. Afortunadamente, en el Milano Pride 2015 más de 100.000 personas dijeron sí al matrimonio igualitario; concurrieron mujeres y hombres de todas las edades, desde abuelos y abuelas a niños y niñas. En sus rostros prevalecían las sonrisas, y se respiraba un aire de festejo y de carnaval.
Mira la galería completa acá: Milano Pride