Por Celeste Farbman*
Según un monitoreo de radio realizado por Nos Quemaron por Brujas, los programas de radio más escuchados, tanto en AM como en FM, son conducidos en un 80% por varones. ¿Qué roles ocupan las mujeres en los medios? ¿Se escuchan las voces femeninas en las emisoras?
La conmemoración del Día del y la periodista en Argentina se da en un contexto de pérdida de puestos laborales, precarización y salarios de miseria. Como en todos los rubros masculinizados, también en el mundo de la prensa -especialmente en la radiodifusión- las mujeres ocupan un rol secundario y padecen doblemente las malas condiciones de trabajo.
“Vislumbramos que los programas de radio tanto de amplitud modulada -AM- como los de frecuencia modulada -FM- ancladas en la Ciudad de Buenos Aires –pero con alcance nacional- tienen un equipo de profesionales que resulta cada vez más privativo de las voces que se corren de los moldes heteronormativos y en donde los varones tienen roles preponderantes”. Estas palabras inauguran el informe que Nos Quemaron por Brujas (NQPB), que se emite por Radio Presente los viernes a las 19, elaboró para visibilizar la situación de las mujeres en el mundo de la radio. Se basan en una relevamiento de los 10 programas más escuchados de FM y AM* que se emiten entre las 6 y las 10 de la mañana.
El repaso por la primera mañana radial concluyó en que la mayoría de esos programas son conducidos por varones: el 80% son llevados adelante por ellos, mientras que el resto por conductoras.
También se observaron diferencias en cuanto a los temas que tanto varones como mujeres tratan al aire: solo 1 de cada 7 especialistas en política y economía (columnistas) es mujer; por el contrario, el rol que mayoritariamente desempeñan ellas en los programas de la primera mañana es el de locutora, cuyas tareas se reducen a anunciar la hora, el clima, las vías de contacto y las pautas publicitarias. La locución, según vislumbró NQPB, es en un 100% femenina.
Desigualdad (también) en los medios
La Argentina atraviesa una situación grave respecto la pérdida de fuentes de trabajo para los/as profesionales del periodismo, por un lado, y en relación al recrudecimiento de la violencia contra mujeres, lesbianas, travestis y trans, de la cual los medios de comunicación también son parte.
El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) afirmó que hasta mediados de 2016 la pérdida de fuentes de trabajo en todo el país superaba los 2.000 puestos, de los cuales la mitad se concentraba en la Ciudad de Buenos Aires. Persecuciones, hostigamiento por parte de las patronales y una extendida precarización en las condiciones de contratación agravan ese panorama.
El actual contexto crítico de los medios impacta con mayor fuerza sobre las mujeres periodistas, quienes ocupan una porción muy acotada de ese campo y padecen la falta de representaciones gremiales significativas (del total de 1515 personas afiliadas a SIPREBA, solo 535 son mujeres).
Lucha comunitaria y feminista
Los medios de comunicación (radios y televisoras) de gestión comunitaria también atraviesan una situación de ahogamiento profundo producto de una serie de Decretos de Necesidad y Urgencia elaborados por el actual gobierno, que afectan algunos de los artículos más sensibles de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (2009) y dejan en un estado de indefensión a dichos proyectos. Una de las principales dificultades tiene que ver con las demoras importantísimas que las organizaciones que gestionan las radios y canales de TV están padeciendo para el otorgamiento de subsidios, garantizados por la Ley, lo cual complica absolutamente el normal funcionamiento de los mismos. A esto se le suma el retraso histórico en la elaboración de un plan técnico que habilite la apertura de concursos para nuevos licenciatarios en las llamadas “zonas de conflicto”. Actualmente muchas radios y televisoras han tenido que acotar sus horas de programación en vivo y seguir transmitiendo en la ilegalidad.
Mientras se pretende acallar a los medios comunitarios, las feministas que allí se acuerpan sostienen horas de aire y amplían una agenda que rompe con roles estereotípicos e incluyen temáticas que las afectan. La alianza es estratégica y amplía el activismo comunicacional para achicar la brecha de género, para eliminar la violencia mediática.
Violencia simbólica
Es alarmante lo que ocurre en materia de violencia de género: durante el último año la tasa de femicidios aumentó, de un crimen cada 36 horas, el promedio de horas descendió a la mitad (18). A pesar de movilizaciones históricas, los medios masivos vuelven una y otra vez a su show del horror, colaborando.
“Es fundamental garantizar un espacio informativo que promueva fuentes de trabajo para uno de los sectores más desfavorecidos con los cierres de medios de comunicación: las mujeres, lesbianas, travestis y trans. Además, es necesario propiciar contenidos que integren miradas de género y feministas que promuevan un periodismo no sexista, de modo que los medios dejen de colaborar con el fomento de imágenes estereotipadas y revictimizantes para colaborar con la desnaturalización de los discursos actuales machistas y misóginos”, señalan desde Nos Quemaron por Brujas.
*comunicadora feminista, integrante de NQPB