Por Vivian Palmbaum @vivi_pal
En la Ciudad de Buenos Aires se avanza hacia una reforma educativa, donde están ausentes del debate alumnas, alumnos y docentes. Estudiantes de la Escuela Manuel Belgrano realizan una toma donde demandan, además de ser escuchados, reivindicaciones desde una mirada crítica y un consenso colectivo.
Estudiantes de la Escuela Manuel Belgrano, del barrio de Barracas, sorprendieron con una medida de fuerza que parece responder a una estrategia estudiantil consensuada para enfrentar las políticas educativas que buscan precarizar la educación, esclavizar a las y los trabajadores y que, a la vez, exigen poner en agenda la emergencia por la violencia de género que viene afectando a las jóvenes. Una medida que amenaza con extenderse a otras escuelas (la Asamblea de Estudiantes el Rogelio Yrurtia y de la Técnica 35 se encuentran debatiendo y las y los estudiantes del Liceo nro. 9 9 resolvieron tomar el departamento luego de su asamblea) mientras deliberan medidas que se sumen para enfrentar las políticas de Estado en materia de educación, género y el trabajo. La demanda de alumnas y alumnos es que sean escuchados.
Estudiantes, trabajadores precarizados
Tal como lo consigna el gremio docente Ademys, la reforma educativa va mucho más allá de los aspectos formales de la enseñanza. “La novedad radica en el pasaje de disciplinas a áreas: sociales y humanidades, naturales y tecnología y comunicación y expresión. Todas ellas contenidas en dos unidades académicas que contemplan un ciclo básico de dos años y un ciclo orientado de 2 años”.
Esta nueva propuesta (des)educativa, en la Ciudad de Buenos Aires, contempla que el último año de la escuela media estaría destinado a la “formación” en un 50% del tiempo escolar, directamente en empresas –sin convenio– y el 50% del tiempo restante en la organización de proyectos de emprendedorismo; es decir, trabajo en empresas como mano de obra barata y una formación para el desempleo crónico. La modificación no solamente afectaría al ya grave deterioro de los contenidos educativos, sino que además se suma a las políticas de avance contra los derechos laborales y las fuentes de trabajo. Un destino que tampoco es ajeno a las y los trabajadores de la educación.
Coordinadora de Estudiantes de Base
El sábado pasado se realizó una asamblea extraordinaria de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB), que nuclea los centros de estudiantes de la CABA, a la que fueron invitados gremios docentes, frentes estudiantiles y otras organizaciones. Delegados de Ademys participaron de la actividad con un intercambio fluido. También participaron delegadas de la Secretaría de Diversidad y Mujeres de la CTEP y del Encuentro de Feminismo Popular junto a distintas fuerzas políticas.
La idea era debatir respecto del avance de una reforma educativa que afectará a las y los estudiantes de enseñanza media, al mismo tiempo que se puso en agenda de manera prioritaria la cuestión de género, en función del aumento de la violencia que afecta a las mujeres y la falta de políticas públicas que den respuesta a la problemática.
Hubo distintas propuestas. Desde Ademys propusieron marchar en conjunto y acompañar las medidas que acordaran las y los estudiantes. En el contexto de la asamblea y las deliberaciones se evaluó que hay una emergencia en relación a la violencia de género, lo que se acompaña de otras reivindicaciones como la falta de profesionales idóneos para entender en la materia y la ausencia de implementación de la Educación Sexual Integral (ESI).
Al mismo tiempo, se propuso que para combatir “todas las violencias que sufrimos las mujeres todos los días” se ponga en marcha un protocolo para aplicar en caso de abuso, violación o discriminación dentro de las escuelas que esté acompañado por profesionales capacitados que puedan contener estas situaciones”. Así lo expresó una de las delegadas de la CEB, Antonella Giuso.
Docentes precarizados
Otro aspecto central del proyecto es el cambio de metodología de enseñanza. Lo que implica en la práctica que el docente en el 70% del tiempo en el que se dedica a enseñar se transforme en un facilitador mediado por la tecnología, que no necesariamente sean docentes titulados y por fuera del estatuto del docente, tan combativo por los gobiernos. A la vez que significa una baja del costo laboral, una premisa de las políticas públicas de Cambiemos.
Recordamos que casi al finalizar 2016 poníamos en relevancia la baja aprobada en el Presupuesto Nacional para educación, lo que significa en la práctica menores recursos que se aplican a la educación pública como política de Estado, que fue aprobado en el Congreso Nacional, junto a otras fuerzas políticas, que hoy se rasgan las vestiduras.
La propuesta de reforma atenta contra el derecho a estudiar y formarse, pero además parece tener como objetivo favorecer las demandas del mercado laboral, que avanza restringiendo derechos y promoviendo una encubierta flexibilización, que provea a las empresas privadas de mano de obra barata. Una iniciativa que no sorprende, teniendo en cuenta el antecedente de “empleo joven”, que promueve las políticas de la cartera laboral, favorece la disminución del costo laboral para las empresas que tomen a jóvenes a la vez que disminuye el salario real, no solo de ellas y ellos sino que amenaza a todo el mercado laboral. Así lo expresaron oligarcas, empresarios y terratenientes augurando la disminución del costo laboral, aún antes de la asunción real de Cambiemos.
Las y los jóvenes, sin embargo, no solo disputan espacios de diálogo para consensuar las políticas que afectarán su futuro, sino que además responden con iniciativas donde la violencia de género, la trata, el abuso y la discriminación se ponen en agenda con propuestas innovadores, logradas en base al consenso de otras fuerzas organizadas. Un modo de hacer la política desde abajo, con consensos, disensos y diálogos una enseñanza de la que tenemos mucho que aprender.