Por Gabriela Mitidieri
En el marco del vaciamiento feroz de distintas dependencias del Estado, los despidos dentro de la Subsecretaría de Juventud (Ministerio de Desarrollo Social) tuvieron un condimento extra: una fuerte y constante presencia de efectivos policiales que intentaron evitar, en un principio, por todos los medios el ingreso de lxs trabajadorxs apartadxs de su cargo. Entre tanto, lucha y organización frente a los dobles discursos del Subsecretario y referente macrista Pedro “Piter” Robledo.
Desde el 2 de mayo, 25 personas se encuentran despedidas de la Subsecretaría de Juventud, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de Nación. Enmarcada en la política sistemática de vaciamientos y cierres de programas estatales por parte de Cambiemos, esta situación también generó en el interior del organismo un conjunto de medidas de resistencia y reclamo de incorporación por parte de lxs trabajadorxs despedidos que contó con la solidaridad del total del plantel que se encuentra en sus puestos cumpliendo horario pero sin realizar tarea alguna.
Lxs 25 despedidxs integraron una lista y fueron notificadxs tardíamente, no a través de un telegrama sino con la fotocopia de una resolución en la que se asentaban quiénes no pertenecerían más al organismo. Cabe destacar que a este grupo se le había renovado el contrato desde el 31 de diciembre pasado hasta fines del año en curso.
En diálogo con uno de los despedidos que desarrollaba tareas en el área de Comunicación, cuenta que “todxs teníamos funciones, tareas a cargo, proyectos, trabajo diario… incluso cuatro de lxs chicxs se enteraron de su desvinculación durante una jornada solidaria de trabajo por las inundaciones en Entre Ríos. No hubo ni justificación, ni consideración ni fundamentos.
”Asimismo, agregó que no tuvieron canal de diálogo con quien definió los despidos, el Subsecretario Pedro Robledo ya que tiene una postura inflexible e incluso “no se presenta a trabajar, no va a la oficina.” Y además el propio Robledo contradijo sus dichos expresados durante la última reunión con todo el personal semanas antes del conflicto, en la que afirmaba su conformidad con el desempeño de los 98% de lxs trabajadorxs y garantizaba la continuidad en sus funciones. El elemento extra fue la presencia policial uniformada y de civil en la oficina (Paraná 426, ciudad de Buenos Aires) tanto fuera como dentro del edificio, quienes permanecieron firmes en el lugar durante la primera semana posterior a los despidos.
No fue tan solo una presencia disuasoria sino que también estuvieron a cargo de supervisar un control minucioso a través del pedido del documento de identidad de lxs ingresantes; patrulleros en la cuadra e intentos de desalojo una vez que lxs trabajadorxs resolvieron organizarse en asamblea permanente. Frente a los intentos intimidatorios, el estado de asamblea no ha cesado: lxs trabajadorxs despedidxs, sus compañerxs que aún continúan en funciones y con el apoyo de delegadxs gremiales persisten a diario con instancias de reunión y organización colectiva para difundir el conflicto e intentar revertir los despidos.
“Piter” Robledo o la diversidad sexual en clave liberal
Pedro “Piter” Robledo, 24 años e hijo de una familia de Grand Bourg vinculada al Opus Dei, se encuentra actualmente al frente de la Subsecretaría de Juventud, mientras en paralelo continúa sus tareas militantes dentro del PRO como presidente de la juventud del partido. Su meteórica carrera política, que lo llevó de asesor en temas de diversidad sexual para la entonces Vicejefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, hasta su cargo actual, tuvo a su identidad sexual como caballito de batalla.
Y, paradójicamente, en tanto que político abiertamente gay con un énfasis discursivo en torno a la no discriminación, una de las primeras medidas de su gestión fue el desmantelamiento del programa “Jóvenes por la Inclusión”. Dicho programa llevaba adelante a nivel federal talleres de sensibilización para jóvenes en torno a derechos sexuales y reproductivos, perspectiva de géneros y violencias, entre otros temas. Según, una de las trabajadoras despedidas que desempeñaba tareas en en dicho programa, los talleres se hacían a demanda de cada provincia o localidad y también se proponían en las distintas jurisdicciones. El argumento para desarmar el proyecto estuvo ligado a una consideración de que lo hecho “estaba todo mal”. Y con el mismo discurso que justificó despidos de trabajadorxs considerados “militantes” la nueva gestión resolvió desconocer materiales elaborados, líneas de trabajo y una perspectiva de derechos ligada a la intervención en territorio con jóvenes de todo el país.
No obstante, en lo que va del año, el problema de la militancia dentro del área parece dejar exentos a todas las nuevas incorporaciones partidarias afines al macrismo que se han producido paralelamente y con la misma fecha de las resoluciones de los mencionados despidos.
Por último, lxs compañerxs despedixs continúan en tratativas para revertir la situación, pero en tanto no exista una respuesta concreta por parte de Robledo, mantendrán el estado de asamblea permanente dentro y fuera del organismo.