Por Redacción Marcha / Fotos por Nadia Sur, Camila Parodi y Juan Noy
Cobertura del paro nacional convocado por una de las centrales obreras que nuclea a trabajadoras y trabajadores del Estado. Dialogamos con representantes de contemporáneas luchas icónicas para las trabajadoras organizadas. El impacto de los ajustes y la represión sobre quienes históricamente fueron explotadas por el capitalismo heteropatriarcal, las mujeres.
El 24 de febrero se realizó en todo el país un paro y movilización convocado por una de las centrales obreras más numerosas, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), en exigencia del cese de los despidos en las dependencias estatales, determinados por la dirigencia política de Cambiemos, fuerza que lidera Mauricio Macri y que asumió la presidencia de la Nación en diciembre pasado, y en repudio del protocolo de actuación de las fuerzas represivas que pretende imponer a la sociedad el sentido común de que la protesta y la exigencia y defensa de derechos es delito.
El combate a la pobreza fue lo que denominan los gobiernos democráticos, “promesa de campaña” de Mauricio Macri. Sin embargo, la feminización de la pobreza asoma como nuevo paradigma y realidad; un concepto que los feminismos utilizan para evidenciar de forma global, sin analizar indicadores particulares, el creciente empobrecimiento material de las mujeres, el empeoramiento de sus condiciones de vida y la vulneración de sus derechos fundamentales.
El desigual reparto de la renta, el casi nulo acceso a la propiedad sobre las tierras, la precarización de las condiciones laborales, el retroceso sobre derechos adquiridos y la negación de reivindicaciones políticas históricas, tal lógicas del capitalismo heteropatriarcal, no siguen pautas de equidad sino que consolidan y perpetúan la subordinación de las mujeres, y más en épocas de ajustes y represión.
Y es por eso que, asistiendo a uno más de sus históricos rituales, el pueblo organizado estuvo en las calles, donde se conquistan derechos y se defienden libertades. Y las mujeres, quienes participamos de igual forma que los varones en el trabajo y en las discusiones en estructuras sindicales (aunque muchas veces sean discriminadas desde las bases y estén sub-representadas en sus cúpulas), también salieron a apoderarlas en gritos de muchedumbre llena de reivindicaciones.
Las trabajadoras de prensa, organizadas y con demandas concretas
Para Ana Laura Torna, Secretaria de la Comisión de Mujeres y Géneros del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa), “la movilización fue muy importante, con una columna muy numerosa de las y los trabajadores contra los despidos, los vaciamientos de las empresas y en defensa de los puestos laborales”. Consideró que “el 90% de los problemas que hacen a las condiciones laborales afecta directamente a las mujeres”, “por cómo está puesta en la sociedad, donde es doblemente oprimida”, y por eso, desde los sindicatos combativos es importante “buscar la igualdad a partir de la desigualdad”.
“Que las mujeres no tengan que elegir entre ser madres o trabajar”, sostuvo Ana Laura. Es que el trabajo no remunerado que realizan las mujeres en el hogar les impide acceder a trabajos que requieran dedicación exclusiva. Y realizó una numerosa lista de por qué reivindicaciones se movilizaron y luchan las mujeres organizadas en los medios. Por la precarización laboral y porque “somos quienes más trabajamos de forma free lance”, por la falta de guarderías y espacios para lactancia y cuidados en los trabajos, por la no revisión de las licencias por mater-paternidad, por la discriminación por elección sexual de algunas compañeras, porque no hay cupos trans, por el acoso laboral, “por dónde nos ponen en las redacciones, en las radios, en la TV” y también por la forma en que se cubren los femicidios.
Para Ana Laura, la participación de las mujeres dentro de las comisiones internas de los medios es muy importante y se avanza en llevar y afianzar esa participación política en discusiones que están abiertas también a los varones dentro de la Comisión de Mujeres y Géneros del sindicato, “que crezca con toda la fortaleza”, sostuvo, y para ella, “ante los despidos y avances no debe quedar relegada la cuestión de género sino que debe ser una problemática que se aborde de conjunto”.
La preocupación por la salud de las mujeres
En rechazo a los 19 despidos en el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (PNSSyPR), y a los 113 despidos en el Ministerio de Salud, trabajadoras y trabajadores de esa cartera se sumaron a marchar en adhesión al paro y movilización. En diálogo con Marcha, una de las despedidas relató que “actualmente hay un proceso de negociación gremial entre funcionarios y ATE para la reincorporación”, pero que viene “desde hace semanas sin novedades”.
Relató que “un tercio de las y los trabajadores del PNSSyPR recibieron sus telegramas de despido” y al ser todas personas que cuentan con formación especializada y tareas específicas, el cese de sus actividades “atenta contra la calidad y capacidad de respuesta del Programa”, lo que afecta “el acceso de toda la población a información, insumos y servicios de calidad para el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos”. Y agregó que, “de no lograrse la reincorporación quedarían muy afectadas todas las Áreas del Programa, especialmente las de Monitoreo y Evaluación, Fertilidad, Diversidad, Comunicación y Promoción Comunitaria”.
En concreto, áreas de cumplimiento de políticas públicas destinadas a la distribución de métodos anticonceptivos, el seguimiento sobre las prestaciones realizadas por efectores de salud en los distintos niveles de atención, el seguimiento a la línea 0800 de Salud Sexual que da respuesta a llamados con situaciones de vulneración de derechos, el desarrollo de las estrategias para el cumplimiento de la Ley 26.862 de Fertilización Médicamente Asistida, la distribución de hormonas para la atención integral de la salud de las personas trans, la interrupción de la formación de promotores/as comunitarios/as y agentes sanitarias/os en la temática específica de salud sexual y reproductiva, etc., serán vaciadas o desmanteladas de no concretarse las reincorporaciones de estas trabajadoras.
No acostumbrarse a las cifras globales de la feminización de la pobreza
Frente a un creciente paradigma gubernamental de ajuste económico, vaciamiento de programas y represión política, la feminización de la pobreza como fenómeno regional puede incrementarse. El 70% de las personas que viven en la pobreza en el mundo son mujeres y de las 1.300 millones de personas que viven en pobreza extrema, 910 millones lo son.
Sólo entre el 1% y el 3% de las mujeres empleadas son propietarias de una empresa y en detrimento de llevar estas discusiones a ámbitos institucionales, la representación de las mujeres en los Parlamentos del mundo no supera el 20%. Es por esto que, las mujeres, siervas y esclavas del capitalismo heteropatriarcal, seguramente y cada vez más se encontrarán haciendo lo que mejor saben hacer, organizar las comunidades y salir a las calles. Reclamar, defender, denunciar; alzar las voces empoderadas exigiendo el fin de las violencias. Liderar los procesos y continuar las luchas por la extensión de los derechos y las amadas libertades.