Por Laura Salomé Canteros @laurasalome / Foto: Gala Abramovich
Mañana se conocerá en Ushuaia la sentencia en el juicio en el que Alika Kinan querella a sus proxenetas y al Estado por las violencias del sistema prostituyente. Ante una instancia histórica, tres reflexiones sobre la importancia del acompañamiento a esta luchadora.
Alika Kinan lleva una larga lucha y mañana se cerrará uno de sus capítulos más importantes. Con la sentencia que dictará en horas de la tarde el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tierra del Fuego -formado por los jueces Ana María D’Alessio, Luis Alberto Giménez y Enrique Jorge Guanziroli- , el y las imputadas, Pedro Montoya e Ivana García, dueños del prostíbulo “Sheik”, y Lucy Alberca Campos, encargada del lugar, serán juzgados “por los delitos de trata de personas con fines de explotación sexual cometido mediante el abuso de la situación de vulnerabilidad de las víctimas, en razón de ser siete la cantidad de víctimas, y por ser tres los imputados que actuaron de manera organizada”.
Enfrentan la posibilidad de penas de entre 4 a 12 años de prisión según la Ley 26.364 de Trata de Personas. El fiscal pidió 12 años para el principal imputado, Pedro Montoya, 9 Ivana Garcia, y 5 para la encargada del lugar. La querella pidió 8, 6 y 4 años porque sólo representa a Alika.
La instancia es histórica ya que Alika es la primera sobreviviente que participa como querellante acusando a sus proxenetas y al Estado provincial. Una historia de vida desde la autoridad de la experiencia propia, que deja en claro cómo un sistema capitalista y heteropatriarcal y una alianza delictiva entre complicidades políticas, judiciales y policiales hacen posible que los cuerpos sean mercancía. Al servicio del poder y las violencias machistas de usar, maltratar y tirar de los mal llamados clientes, los prostituyentes.
En Tierra del Fuego, el acompañamiento es “una a una”
Alika es “linda, copada y generosa”, y “el acompañamiento viene desde que la conozco”, contó Noelia Laffitte, feminista integrante de la Fundación Sapa Kippa de Tierra del Fuego y quien vive en Tolhuin, a 100 km de Ushuaia pero que se traslada hacia allí en cada instancia importante de la lucha por la liberación y contra el sistema prostibulario.
“Me enteré de la historia cuando ella vuelve a denunciar a los proxenetas, entonces la contacté por Facebook. Tierra del Fuego es un lugar muy chico, y cuando comenzamos a hablar vimos que teniamos mucha gente conocida, que queríamos y que no”, contó en diálogo con Marcha. “El acompañamiento fue fuerte, nosotras somos amigas además de compañeras, nos juntamos, juntamos nuestras familias” y “luego fue recibir a las compañeras (muchas de Buenos Aires) e ir todos los días al juicio, estar ahí”, relató.
Noelia, su amiga, cuenta que Alika estuvo durante el juicio con las psicólogas y demás profesionales de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el delito de Trata, y que no fue fácil transitar los días del juicio ni para Alika ni para sus compañeras en Tierra del Fuego, ya que familiares y allegados a las personas imputadas realizaron -en las calles y en los Tribunales- acciones de provocación. “Alika es una compañera de lucha y su lucha es la de todas, hay comentarios que duelen y es difícil no reaccionar”, contó Laffitte.
Para Alika y sus compañeras, el juicio fue duro y la parte de los alegatos fue la más fuerte ya que allí se leyeron, entre otros documentos, la pericia psiquiátrica que expuso las consecuencias de las violencias y de los años de explotación sexual, “de esa vida de mierda que le hicieron vivir estos tipos”, en palabras de sus compañeras. El alegato de la defensa también fue polémico, el abogado defensor de Montoya afirmó que era un pobre tipo, un socio minoritario, y como si explotar mujeres fuera una empresa, que vivía perdiendo.
“Entonces una entiende como no se animan a denunciar las mujeres”, afirmó Laffitte. Y ahí es donde vuelve a ser fundamental el rol del acompañamiento feminista en este proceso histórico, “el aguante acá (en Tierra del Fuego) es muy una a una, ir a verla todos los días”. Y “nosotras queríamos estar, que Alika nos viera, y con eso demostrábamos que no éramos solo las estábamos acá sino también en otros lugares, y eso le hacía muy bien, le mostrábamos las fotos, las canciones y eso la ponía pilas”.
“Alika es la mujer más fuerte que conozco”, dijo emocionada su amiga y compañera, Noelia Laffitte, “a los dos minutos de estar llorando se levanta y comienza a los gritos ´vamos a meter presos a todos los proxenetas´ entonces una dice que ella es increíble”. Y agregó que “Alika no está dando una batalla personal, está dando una batalla de todas y es imposible no acompañarla ya que sin dudas habrá un antes y un después de este juicio”.
En el cuerpo y la historia de una mujer, todas las violencias
“El juicio de Alika es un juicio emblemático”, afirmó Cecilia “Checha” Merchán, ex diputada nacional y ex coordinadora del Comité para la la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas, y referente de La Colectiva. “Es el primer juicio que una víctima le hace directamente a los proxenetas y al Estado por haber generado la cantidad de violencia que fue generando y por permitir los circuitos de las redes de prostitución a través de lo que tiene que ver con las libretas sanitarias, con los permisos que se les daba a los proxenetas”.
“Bancarla a ella es poder hablar”, afirmó Merchán, como si la lucha de Alika fuera, de alguna manera, la de todas las mujeres, “si este fallo es favorable”, agregó, eso va a “dar lugar a que todas las víctimas puedan saber que cuentan con las posibilidades de dar la pelea en serio”.
Para la referente feminista, Alika sufrió además todas las violencias institucionales, de distintos poderes, una vez rescatada de las redes de trata, “ella hace un proceso en su propia historia de poder revisar todas aquellas historias que creyó hacer con consentimiento y cómo las violencias le estaban atravesando en todos los sentidos, y cómo estas violencias, no solo físicas, sexuales, económicas, sino también simbólicas e institucionales, todas las formas estipuladas en la Ley (26.485) se dan en los casos de las redes de prostitución y de trata y el caso de Alika lo grafica con mucha claridad”.
Una modalidad de explotación que se repite en todo el país
Claudia Ruiz Carignano es integrante del Foro No a la Trata de la provincia de San Juan. En diálogo con Marcha afirmó que “este juicio va a sentar un precedente muy importante en la lucha contra la trata y la explotación”, ya que “la modalidad de la que fue víctima Alika, la forma de explotación, no es diferente a lo que ocurre en el resto de las provincias”.
Y para demostrarlo, mencionó Ruiz Carignano lo que fue la “megacausa” en San Juan, en septiembre de 2015, ocasión en la que doce personas fueron condenadas por los delitos de trata de personas con fines de explotación sexual, explotación de la prostitución ajena y facilitación y promoción de la prostitución de menores. “Se allanaron 16 prostíbulos y se rescataron a más de 60 víctimas de explotación sexual”, afirmó, “todos los lugares se encontraban con habilitación municipal y con policía de custodia, esta modalidad también se vio reflejada en el juicio de Alika, o sea que es la misma en todo el país”.
“Es importante contar con un Estado presente” para erradicar “el sistema prostibulario/ prostituyente que se nutre de niñas, adolescentes y mujeres, la gran mayoría en situación de vulnerabilidad”, afirmó la activista, quien agregó que es son importantes tanto “erradicar los prostíbulos, que siguen funcionando gracias a la policía y la complicidad de los operadores políticos”; como “la concientización y sensibilización social respecto del consumo por parte de los varones de cuerpos a través de la prostitución”.
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