Por Sonia Di Ciocco / Foto por Julieta Lopresto Palermo
Las precarias condiciones del Hospital de Clínicas se visibilizan a partir de la explosión. Sumado a las denuncias previas, el hecho fue la gota que rebalsó el vaso para que estudiantes, docentes y trabajadores fortalezcan su organización y la lucha por una salud y educación pública y de calidad.
Como no es inusual que suceda, un evento que rozó lo trágico puso en boca de toda la comunidad educativa y hospitalaria el calamitoso estado que arrastra el Hospital de Clínicas “José de San Martín” hace larga data. Semejante situación poco sorprende si recordamos un hecho sucedido hace menos de un mes: funcionarios públicos, administrativos de la UBA y del hospital-escuela fueron implicados en causas de corrupción y enriquecimiento ilícito. Frente a esta situación, una multitud de estudiantes y trabajadores decidió salir a gritar la realidad que los condena día a día a trabajar bajo el peso de la negligencia política actual.
En el mediodía del viernes 25 de septiembre, la comunidad usuaria y trabajadora fue sacudida por la explosión de una autoclave en el piso 12, dejando prácticamente destruida la sala de esterilización. Gracias al buen viento, no hubo víctimas fatales, sino casi una decena de heridos y una multitud de pacientes, estudiantes, docentes y trabajadores que tuvieron que autoevacuarse de la institución dada la inexistencia de un sistema de evacuación de emergencia.
La situación denotaba una gran conflictividad y rápidamente se viralizó en redes sociales. Tras la convocatoria “Ahora explotamos nosotros” una multitud de estudiantes de Ciencias Médicas de la UBA, situada a media cuadra del Hospital de Clínicas, se concentró en la puerta del establecimiento para compartir la indignación y la voluntad de defender la institución. Entre los planteos de los oradores de la asamblea emergían: elaborar un plan de medidas para denunciar la situación edilicia que se vive en el Hospital, avanzar contra el desfinanciamiento y exigir que las autoridades se hagan responsables del vaciamiento presupuestario. Posteriormente, la asamblea se movilizó al Decanato de la Facultad de Ciencias Médicas para que se trate en sesión de Consejo Directivo la problemática de manera urgente, aunque sin mayores respuestas.
Basta recorrer cualquier piso del enorme edificio para hacerse una idea de la falta de políticas para el sostén y mantenimiento del hospital, pilar fundamental de la atención en salud de los sectores populares. Los servicios de guardia, consultorios externos e internación, tradicionalmente reconocidos por su asistencia de alta complejidad, hoy se ven atravesados por problemas edilicios de gravedad. Pisos inundados, techos caídos, ascensores sin mantenimiento, falta de insumos para sostener la guardia y la internación, suspensión de quirófanos, entre otras, son las cuestiones que golpean la realidad de pacientes, estudiantes y trabajadores del establecimiento.
Sin ir muy lejos, una realidad similar se vive en la Facultad de Ciencias Médicas, donde el vaciamiento presupuestario también ahoga: priman los docentes ad honorem y el estado edilicio deja mucho que desear. La falta de suministro de gas, inexistencia de un sistema de evacuación, precariedad e insuficiencia de sanitarios y mal funcionamiento de los ascensores son moneda corriente en el cotidiano de quienes lo recorren. Asimismo, otro episodio accidentado se sumó en este edificio pocos días después al del 25 de septiembre, y dejó como saldo un trabajador no docente herido de gravedad por la caída de un ascensor.
Pero la organización no se detiene: los y las estudiantes realizaron el lunes 5 una nueva convocatoria en el Hospital, donde se invitó a un profesor de la Facultad a hablar de la situación administrativa del hospital y se prosiguió con debate en comisiones. Asimismo se realizó una bandera gigante donde se plasma la frase “Todos por el clínicas” rodeada de varias huellas de manos que dejaron los estudiantes. En miras a continuar la lucha, se marchó al Congreso de la Nación el día 7 de octubre, día donde se discutía el presupuesto asignado para el 2016, consiguiéndose un aumento a la partida presupuestaria de mil millones de pesos para los hospitales universitarios. Además, se propuso llevar un proyecto elaborado en asamblea a la sesión del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Médicas, la cual estaba planeada para el 8 de octubre, pero se suspendió en las últimas horas por parte de las autoridades. Para el 14 de octubre, día que sesionará el Consejo Superior de la UBA, se plantea una nueva movilización estudiantil para llevar el reclamo.
Ante la desidia política y el arrebato de lo que es nuestro, de lo que existe por y para el pueblo, la bronca se impone. Recorre la piel de los estudiantes y trabajadores que día a día viven redoblando esfuerzos para administrar lo insuficiente, organizar la solidaridad y combatir contra quienes enriquecen sus bolsillos a costa de empobrecer la atención del hospital y precarizar a sus trabajadores.
En alto las banderas por la educación y la salud pública, esa bronca organizada se convierte en victoria en la camiseta de cada persona que se suma a defender el Clínicas.