Por Redacción Marcha
En otro intento de reprimir su lucha, la policía federal golpeó a Alfredo, padre de “la China” Cuellar, joven asesinada en 2012 en la cárcel de Ezeiza y detuvo a su hijo, quien estuvo encerrado casi 10 horas en la Comisaría octava. La respuesta popular fue instantánea.
La respuesta a la convocatoria, la solidaridad y el acompañamiento fueron instantáneos producto de años de llevar una lucha inclaudicable. “Todxs a la Comisaría 8va, Urquiza 550, CABA, detuvieron al hijo de Alfredo Cuellar y le pegaron palazos, trompadas y patadas a ambos”, decía el breve mensaje que corría un viernes por la noche de celular en celular y que en minutos logró que medio centenar de personas reclamaran la liberación del joven.
Anoche, alrededor de las 20.30, un operativo con varios patrulleros en contramano y al menos 10 integrantes de la Policía Federal detuvieron a Carlos Cuellar, de 23 años, en el barrio porteño de Once. Sin orden a la vista, sin entregar información sobre el delito por el que se lo acusaba, ni identificarse frente a su padre, Alfredo, quien estaba esperandolo a escasos metros, los efectivos apalearon a ambos y demoraron al joven hasta las 5.30 de hoy en la Comisaría 8va de CABA donde hubo una manifestación exigiendo su libertad.
“Fue un momento difícil pero el acompañamiento fue impresionante, muy importante”, reflexiono Alfredo Cuellar, una vez en su casa, “éramos 50 frente a la Comisaría, hasta llegamos a cortar la calle” informó. Destacó el apoyo de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) y del fiscal de la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN) Fernando Vallone, quien se presentó ante el conocimiento de la situación de irregularidad y detención violenta por parte de la Policía Federal.
“Lo quieren imputar por lesiones leves”, informó Carolina Villela en horas de la noche, abogada de Cuellar, una entre varixs que estaban dispuestxs para colaborar en la liberación de Carlos. La detención se produjo en un contexto en el que había una denuncia por violencia machista y pretendieron culparlo ya que salió en defensa de una mujer que estaba siendo violentada en la calle. Así lo afirmaron varios testigos. “Lo que a Alfredo lo alertó es que los efectivos policiales le dijeron que lo detenian por ‘intento de homicidio’”, agregó.
“Estaba Alfredo esperando a su hijo que venía a buscarlo. Cuando llegaba vio que la Policía estaba en esquina y lo estaban golpeando”, relato Ayelen Stroker, integrante de la Cooperativa Esquina Libertad, “le dicen que se trataba de un intento de homicidio”.
“Cuando (Alfredo Cuellar) nos avisó comenzamos a hacer convocatoria, a llamar para que dieran información y junto a distintas organizaciones vinimos frente a la Comisaría”, relato Stroker, “logramos que el fiscal Vallone pueda entrar para verlo e intervenir durante su detención. Lo bueno fue la presión popular, la difusión de y en las redes, la presencia de las organizaciones”.
Fue fundamental para la pronta liberación de Carlos Cuellar el apoyo de activistas y organizaciones que luchan por visibilizar y que no queden impunes las violencias hacia las personas privadas de su libertad. Estuvieron presentes la Red de Cooperativas de Liberadxs, los equipos de educación popular y en cárceles Pañuelos en Rebeldía y Limando Rejas, la agrupación artística Rancho Aparte, la Cooperativa Esquina Libertad, la Coordinadora contra la impunidad y el colectivo Furia Trava, entre otras.
Quizá por esto Carlos no fue maltratado dentro de la sede policial, fue imputado por “lesiones leves” contra un varón violento, que, al encontrarse prófugo no declarara y la causa caerá por su propia paradoja: quien fue detenido fue quien salió en defensa. “Más tarde llegó la madre de la mujer violentada por la que él (Carlos) había intervenido y confirmó que el violento no era él sino que estaba prófugo, lo que sigue confirmando que fue un mal procedimiento”, finalizó Stroker.
Producto de la lucha y la organización, Carlos Cuellar fue liberado de la Comisaría 8va alrededor de las 5.30 de la mañana, casi en el límite de las 10 horas que hubieran determinado que la detención pasara a ser ilegal. En la puerta lo esperaban quienes hacían el aguante con cantos que recordaban a “la China” y hubo aplausos y abrazos.
Sin embargo, como Alfredo es un luchador por los Derechos Humanos, constantemente hostigado por las fuerzas represivas y que llegó a padecer un secuestro extorsivo producto de sus denuncias contra el Servicio Penitenciario Federal, cada situación que vive no puede ser abstraída, mucho menos si implica a sus hijos y a las fuerzas represivas.
Cuellar denuncia que a su hija, “la China”, la golpearon y dejaron agonizar agentes del Servicio Penitenciario Federal en la Unidad IV de Ezeiza el 23 de diciembre de 2012 y que luego intentaron disfrazar la situación como un suicidio. Y desde entonces realiza diferentes acciones de reclamo para que avance la causa por el esclarecimiento de su asesinato. Su hija fue la última de una lista de nueve mujeres que, entre 2009 y 2012, murieron en esa unidad de encierro. Su lucha es la que muchxs no se animan a levantar. Pero a la vez, no está solo y así fue demostrado.
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