Por Leandro Segado / Foto por Nadia Sur
Ayer por la tarde, organizaciones nucleadas en el ALBA de los Movimientos Sociales (Capítulo Argentino) y otros movimientos populares realizaron una caravana contra las empresas trasnacionales que, a una década de la derrota del ALCA, hoy siguen expropiando las riquezas del continente. Marcha dialogó con representantes de las distintas organizaciones.
Ayer se cumplieron 10 años de la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata; aquel 5 de noviembre de 2005 donde el comandante Hugo Chávez Frías inmortalizó con la frase “ALCA, ALCA… Al Carajo!”. En aquella jornada se derrotó el intento de George Bush (en ese entonces, presidente de Estados Unidos) de llevar adelante un tratado de libre comercio (TLC) llamado Área de Libre Comercio de las Américas, el ALCA.
Gracias a la movilización de los pueblos y su relación con los gobiernos, se logró ponerle un freno a este tratado liberal que hubiera devenido en una destrucción de las economías nacionales de los países latinoamericanos, hubiera aumentado el poder de los sectores financieros y acumulado más capital para la economía yanqui. Aquí el papel del proceso bolivariano fue esencial, de la mano de otros procesos de carácter progresista que también adhirieron a mandar al carajo a este nuevo TLC. Los países que rechazaron el tratado fueron 5 de 34 (Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y Paraguay). A 10 años de ese hito, cada país tuvo un devenir distinto al resto y nuevas experiencias populares –como la de Evo Morales en Bolivia– irrumpieron en la historia.
Si bien fue una gran batalla ganada, el imperialismo no perdió la guerra y arremetió con nuevos TLC, como en el caso del Acuerdo Transpacífico (TTP). Las economías latinoamericanas hoy están viviendo un nuevo vínculo de dependencia con un nuevo actor que es China, pero que no deja de tener los mismos efectos en las economías periféricas: (re)primarización de la economía y estrangulamiento de la balanza comercial (escasez de divisas). Por otro lado, un nuevo bloque regional, conformado por Chile, Colombia, Perú y México –la Alianza del Pacífico–, busca ser parte de la restauración conservadora en la región.
Por eso, desde la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA se organizaron jornadas de lucha en cada país. En la Argentina se definió realizar una extensa movilización de cuatro kilómetros pasando por tres empresas transnacionales: Monsanto, Barrick Gold y Chevron; empresas responsables de la extracción de nuestros bienes comunes y riquezas hacia sus casas matrices.
Caravana contra las empresas trasnacionales
La caravana fue encabezada por un pasacalle que llevaba la inscripción “A 10 años del No al ALCA seguimos resistiendo”. La columna de organizaciones y movimientos populares estuvo compuesta por más de dos mil personas.
La movilización comenzó en Monsanto y allí Marcha dialogó con Roberto Bernard, del espacio “Todos los 25 hasta que se vaya Monsanto”, y expresó que “Monsanto convirtió a la Argentina en una zona de sacrificio territorial, con sus políticas de fumigación avaladas por el Estado argentino –el uso de glifosato y otros agroquímicos sobre 13 millones personas– para beneficio del negocio” y que actualmente, en América Latina se vive en una “República Unida de la Soja compuesta por Argentina, Paraguay, parte de Bolivia, Brasil y Uruguay”. La oficina, ubicada en Maipú 1210, se encontraba custodiada policías, lo cual no impidió que se realizaran las intervenciones planificadas: decenas de militantes de distintas organizaciones se pusieron máscaras con aspectos de calavera y pintaron pancartas con la leyenda “Monsanto siembra muerte”.
La Barrick: Minería irresponsable
La segunda parada fue en Bouchard 547. Frente a la sede de Barrick Gold pudimos conversar con Carina López Monja, del Frente Popular Darío Santillán. “La resistencia al ALCA fue enfrentada en la calle por los pueblos de Nuestra América. Hoy, volvemos a poner el acento en la movilización popular, en la construcción de un proyecto alternativo, que desde abajo y a la izquierda vaya construyendo una nueva sociedad”, dijo López Monja. También llamó a organizarse frente a la ofensiva imperialista. Por su parte, Luciano, de la Organización Social y Política Los Pibes,comentó que el “no al ALCA expresó el punto más alto de acumulación de los sectores populares de la región donde se logró que los gobiernos se pongan a la altura de las Historia”. Además, remarcó la “importancia de movilizarse todos juntos más allá de la diversidad que representan las organizaciones que participaron en la jornada”.
También Enrique, del MULCS, explicó que “estamos viviendo un giro conservador de la política, de remembranza de ajuste contra los pueblos” y reafirmó “la importancia de la lucha antiimperialista para reconstruir una alternativa popular en la Argentina”. Por otro lado, Nicolás Marcioni, del FPDS-CN, enfatizó que hay que “reivindicar la lucha que vienen dando los pueblos hace muchos años. Vamos a tener que redoblar los esfuerzos para que estas multinacionales no se sigan apropiando de recursos y expulsando a los pueblos, hay que prepararse para enfrentar a los próximos gobiernos que tienen pactos con las multinacionales”.
Chevron. Petróleo Sangriento
El tercer punto por intervenir fue la sede de Chevron, ubicada en Perón 925,empresa transnacional petrolera que contaminó y causó cáncer en poblaciones de Ecuador. Javier Castellanos, militante del Congreso de los Pueblos-Capítulo Argentino, recordó las movilizaciones que se empezaron a concentrar en Ecuador en 2002 y con las cuales se sentó un precedente desde las organizaciones populares no sólo de Colombia, sino de todo el continente: “Empezamos a construir un horizonte de sentido común con lo que después pasó en Mar del Plata en 2005, que fue sepultar ese proyecto del ALCA. La contracara de eso fue la profundización en estos diez años del modelo que hoy se desarrolla en Colombia, Perú, Chile, México encabezando esa lanza del imperialismo llamada Alianza del Pacífico”.
En esta parada, Hernán Ouviña, integrante de La Dignidad, contó con entusiasmo el resultado de la sentencia en el juicio a Relmu Ñanku, quien fue fue declarada “no culpable”. En el audio, Relmu expresó que el jurado les había dado la razón y que no habían querido lastimar a nadie, que seis de los jurados eran pertenecientes al pueblo mapuche y que seguían sufriendo la destrucción de los territorios arrasados por la explotación petrolera. Relmu finalizó explicando que la tarea por delante es ir construyendo un movimiento de liberación de los pueblos.
Última Parada: Unidad de los movimientos populares
Pasadas las 18.00, la columna llegó a su último punto, el obelisco, donde se realizó un acto y la lectura del documento consensuado entre todas las organizaciones. A su vez, se le dio espacio a los familiares de los presos políticos en Perú, y el cierre estuvo a cargo del actor y militante Norman Briski.. Desde Marcha, nos acercarnos a conversar con Fabiola Alcazar, quien explicó sobre la campaña internacional por la situación de los presos políticos de Perú: “Son alrededor de 300 y se relacionan al accionar de las guerrillas en 1980, que terminó en 1992, pero sin embargo aún no los han liberado, lo cual es una violación a las legislaciones. Un ejemplo es que al menos tres presos políticos ya cumplieron su condena, por lo que están presos ilegalmente”.
Por su parte, Fernando Cardozo, de la CTA Autónoma, nos recordó cuando la Central se movilizó hace 10 años en Mar del Plata; y la importancia de que una Central de trabajadores haya sido capaz de construir “de a millones una histórica jornada de lucha de Paro, movilización, en cada provincia, ciudad y en cada barrio y que dijera: ‘Si viene Bush, Yo Paro!’”. Expresó que a las transnacionales que denunciamos, la cuales configuran la matriz del saqueo y muerte que recorre nuestra américa, “no se las enfrenta con declaraciones “tácticas” y coyunturales de buenas fé, sino fortaleciendo la resistencia al ajuste imperante y los nuevos proyectos de dominación; con más integración regional, más solidaridad y en el camino y horizonte común, que para muchos de nosotros se llama Socialismo”.
Por ultimó, Norman Brisky expresó que “vamos a tener que derrotar nuevamente al ALCA –que hoy pueden aparecer con otros nombres como Chevro–, hermanados y más unidos que nunca”. Además, se preguntó por qué no iba preso Ledesma, dueño del ingenio tucumano, y se respondió que se debía a que estaba conectado directamente con la embajada norteamericana. Sobre el carácter de los países progresistas, Brisky dijo que los progresismos llevan a una catástrofe y que, aunque duraron más de lo que él consideraba, no confiaba en la artificiosidad de las democracias que no son suficientes para llevar un cambio social en serio. Como intervención final expresó: “Hay que seguir luchando por una alternativa popular sin tener las respuestas, y la mejor estrategia para este momento es hacerse la mayor cantidad de preguntas para tener la mejor calidad en la respuesta que vamos a tener como pueblo”.