Por Camila Parodi y Nadia Fink / Foto por Camila Parodi
Cobertura de Marcha en la Mesa Latinoamericana de Feministas en Resistencia el marco del 30 Encuentro Nacional de Mujeres de Mar del Plata. En esta segunda entrega las experiencias de Paraguay, México como así también del pueblo Mapuche y Kurdo.
Territorios geográficamente distintos pero atravesados por la misma historia, la de un capitalismo en su etapa extractiva que arrasa contra los bienes comunes y criminaliza a quienes intentan defenderlos. En este marco, surje la necesidad de un espacio de diálogo continental en los Encuentros Nacionales de Mujeres por eso desde el año 2008 cuentan con las Mesas Latinoamericanas a partir de la participación de Piedad Córdoba, quien entonces era senadora colombiana y se acercaba con el fin de visibilizar la lucha de las mujeres por Paz con Justicia. Al año siguiente, luego del golpe de Estado acontecido en Honduras, se decidió renombrar esta Mesa con el nombre ´Feministas en Resistencias´ tomando la experiencia de lucha de las mujeres que desde aquellas tierras caribeña levantaban la consigna “Ni Golpe de Estado, Ni Golpe a las Mujeres”. Desde allí feministas de distintas geografías se hermanan en una misma lucha, convencidas de que los cuerpos de las mujeres de Nuestra América son los primeros territorios de conquista ha defender.
Fátima Gonzales es paraguaya y pertenece a la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Paraguay (CONAMURI). En un país atravesado por un golpe de estado institucional, Fátima lo especifica: “Está instalada una dictadura. La dictadura de Horacio Cartes, que es producto de un golpe de estado de las transnacionales”. En ese sentido, considera que las “tierras destinadas a la reforma agraria para producir alimentos sanos son tierras que se destinaron a la soja de Monsanto: esa transnacional que nos mata, nos envenena, nos criminaliza, que nos expulsa de nuestros territorios”.
La voz de Fátima es la de muchos países más. Y es por eso que dice: “Ese golpe de estado no fue a un gobierno ni a un país, fue un golpe de estado a Nuestra América, a nuestros recursos naturales. Los campesinos estamos siendo procesados por defender nuestros territorios”. La despedida fue con una advertencia: “La dictadura está latente en los poderes del Estado y en ese poder patriarcal que ocupa nuestras tierras, nuestros territorios y nuestros cuerpos, compañeras”, pero también con la construcción de lazos fraternos: “Me llevo muchísima inspiración para seguir resistiendo, porque Paraguay resiste los golpes del Golpe”.
El avance de la soja, las semillas transgénicas, la megaminería… el comunicado volvió a focalizar en esta problemática: “En el Encuentro Nacional de Mujeres realizado en el año 2013 en San Juan, con la presencia de las feministas peruanas, gritamos contra la megaminería y sus impactos de destrucción de nuestras vidas, y nos movilizamos para denunciar las políticas extractivistas de transnacionales como Barrick Gold. Denunciamos las consecuencias del modelo extractivista colonial, acusando a políticas económicas como la megaminería, los modelos de extracción petrolera, el fracking, el agronegocio, los agrotóxicos, y el papel transnacionales como Monsanto en la agresión a la salud y a la vida de nuestros pueblos. Nos solidarizamos con las mujeres y pueblos que enfrentan cotidianamente la criminalización de sus luchas, con las defensoras de los ríos, de las tierras, y de las aguas”.
Y entre los nombres que se fueron escuchando, uno sonó con fuerza: “Hacemos nuestra la exigencia de descriminalizar la lucha del pueblo mapuche en Argentina y Chile. Apoyamos a la hermana mapuche Relmu Ñamku, quien enfrenta un juicio por defender sus territorios del avance de las petroleras”. Y ahí estaba ella, Relmu, de pie frente al micrófono un día antes de que se cumpliera el inicio del avasallamiento en sus tierras y en sus culturas, un 11 de octubre, día de la resistencia y también, la fecha de su nacimiento.
“Vengo de la provincia de Neuquén, donde el pueblo mapuche está resistiendo el avance de la explotación petrolera”. Luego relató la resistencia que sostienen desde 2012 y la situación que la llevó a que hoy esté acusada de tentativa de homicidio contra una oficial de policía, en un juicio que comenzará el próximo 26 de octubre. “La justicia neuquina está pidiendo 15 años de prisión para escarmentar. La justicia no condena a la comunidad, no se entiende el derecho colectivo de los pueblos y sí condenan individualmente”. Lo individual rompe con las costumbres ancestrales, así como la justicia desoye los procesos propios de los pueblos originarios. Por eso, respecto del proceso, Relmu cree que “tiene todo el tinte disciplinador, para luego sí poder condenar otras luchas de masas, de pueblos originarios y que puede ser un antecedente muy malo”. Y en relación con la justicia, Relmu abraza un cartel que clama “Justicia por Reina Maraz” y dice, emocionada: “Ella sí está condenada y nosotras tenemos que hacer algo por ella. No tuvo derecho dentro de los derechos que tenemos por los pueblos originarios a por lo menos entender de qué se la acusaba en su idioma”. Y llega como un eco la voz del comunicado leído unos minutos atrás: “En ese marco, desde la Campaña contra las Violencias hacia las Mujeres, decimos Libertad ya a Reina Maraz, mujer boliviana, migrante, con una sentencia de cadena perpetua en Argentina por un crimen que no realizó, a quien le negaron el derecho a saber por qué se la estaba juzgando cuando se realizó la instrucción en español, omitiendo que su lengua es el quechua”.
De ese derecho habla Relmu, y las arenga a todas: “Yo le pido a ustedes mujeres, yo sé que nosotras somos fuertes pero ustedes también en los movimientos feministas tienen que incorporar en su agenda la cuestión indígena, las mujeres indígenas, porque no lo vemos. Les dejo esa tarea…”.
Silvia Ribeiro es investigadora del grupo ETS, de México. A ella le tocó retomar todo lo dicho hasta entonces y rescató la agricultura como una creación de las mujeres: “Es una razón más por las que hoy combaten a Relmu, a Fátima, porque son campesinas, indígenas, mujeres que resisten ese robo de lo que es la vida cotidiana, lo que producimos para vivir, que es la comida”, aclaró. “Desde Monsanto hasta los grandes supermercados tratan que todo eso no esté en manos de las comunidades, de la gente, si no en manos de las corporaciones”, agregó Ribeiro. Por otro lado, en el marco de las investigaciones que desarrolla, mostró una cifra escalofriante: “El 100% de las mujeres muestreadas en los países que tienen soja tienen residuos de glifosato en la leche materna”. “Es Monsanto, es Syngent, es Dupont… se están apropiando de nuestras semillas, de nuestros cuerpos y de nuestra salud. Todos los problemas de salud más graves que existen hoy en la sociedad: desde cánceres, diabetes, obesidad, hipertensión, cardiovasculares, están todos relacionados a un sistema de agricultura con veneno y transgénicos”, concluyó.
Pero México es también las y los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa. Y el documento colectivo no se olvidó de ellas y ellos: “En 2014, en Salta, junto a las compañeras mexicanas, las Feministas Latinoamericanas en Resistencia denunciamos los crímenes de Ayotzinapa, y el escenario de feminicidios en el que se inscriben, como resultado de la imposición de un narcoestado, responsable de la muerte y de la desaparición de miles de mexicanas y mexicanos, y de migrantes centroamericanos. Las cifras de la tragedia evidencian que Ayotzinapa no es un caso aislado: más de 22 mil personas desaparecidas en los últimos nueve años, 150 mil muertas, un millón de desplazados”.
La palabra de Mónica Mexicano, de la Asamblea de mexicanas y mexicanos de la Argentina, fue sobre esa masacre que les pesa, y que “dio la posibilidad de visibilizar la situación de guerra, de exterminio, de genocidio que se está viviendo en México. El Estado mexicano nos quiere hacer creer que el responsable es el crimen organizado, el narco, pero qué mejor crimen organizado que el del estado: asesino, represor, que desaparece y mata estudiantes, mujeres y niños”. Y el tema vuelve a aparecer: “Quieren la tierra quieren los territorios, están haciendo un exterminio para quedarse con eso”. Por eso propone en un grito que se replica en las presentes: “Ante la violencia, organización y autodefensa”.
Y porque los Encuentros Nacionales de Mujeres se entienden y hermanan desde el internacionalismo, esta vez la Mesa de Feministas en Resistencia contó con la presencia de una representante del Movimiento Internacional de Mujeres Kurdas (MIMK). Se trató de Melike Yasar quién en representación de la lucha del pueblo Kurdo compartió un saludo de unidad con los pueblos de América Latina.
Luego de haber sido recibida con un saludo de solidaridad y cálidos aplausos por parte de las cientos de mujeres que allí se encontraban, al comenzar su enérgica exposición Yasar afirmó: “Si no unimos nuestras luchas no vamos a triunfar” por eso sobre todo “las mujeres tenemos que organizarnos” ya que como pregona el Movimiento Kurdo ´sin las mujeres no hay revolución´.
En ese marco, aprovechando la escucha de las mujeres de distintos lugares de Nuestra América, la referente comunicó que para el sistema de kurdistan son muy importantes las experiencias de resistencia de América Latina. En ese contexto, puso de manifiesto que el Sistema Kurdo se ha construido mirando esas experiencias pero que en especial, ellas se detienen a observar las feministas organizadas, “hace años son una inspiración para las mujeres kurdas”, enfatizó al finalizar.
La mesa va llegando a su fin. Y el documento colectivo, también. Por eso nos vamos, nosotras, con esas palabras que quedaron en el aire frío y en la sal del mar, en cada cuerpo y, claro, en cada territorio: “Las Feministas Latinoamericanas en Resistencia decimos en Mar del Plata, que nuestra rebeldía no pudo ser sofocada con la violencia patriarcal y colonial. Por eso marchamos, bailamos, celebramos, cantamos, y hacemos del buen vivir, no sólo una consigna, sino nuestro modo de vivir en estas tierras, con nuestros cuerpos libres, luchando por liberar nuestra sexualidad, nuestros deseos, nuestros territorios, y nuestros sueños”.
Primera parte: